El segundo día del festival no podía pintar mejor. Muy buenos grupos, uno detrás de otro y mucha motivación por nuestra parte, a pesar de que el tiempo no acompañaba demasiado y de algún otro percance físico, que, por suerte, pudo superarse rápidamente y no empañó la experiencia.
A pesar de todo, no pudimos llegar a tiempo para ver el concierto de Noisettes entero, y me temo que nos perdimos Wild Young Hearts, canción que da título a su disco de presentación, y de mis favoritas. Aún así pudimos disfrutar de Don’t Upset The Rythm, Beat of My Heart y el fin de fiesta con Never Forget You. Un auténtico ejercicio de energía, ganas y simpatía por parte de este grupo de indie movido y ligeramente rockero, muy especialmente de su cantante y cabeza visible, Shingai Shoniwa, la cual aparte de rendir a un nivel altísimo con su voz (es una de esas privilegiadas que hace absolutamente lo que le da la gana con ella, y lo clava) se dedicó a corretear por el escenario, animar el público e incluso hacer ruedas laterales y volteretas. Imposible no tener una sonrisa en la cara viendo y escuchando a este conjunto.
Una vez acabaron nos dirigimos al Escenario 1 a ver a The Mars Volta, uno de los grupos que más ganas tenía que ver, y no era pequeña la expectación por mi parte. Es curioso ver como de juntos tocaban con lo grande que era el escenario, y lo altísimo que estaba el sonido (demasiado, prácticamente era imposible estar cerca de los altavoces), y sobre todo, lo espectaculares que son técnicamente. Los acordes imposibles de Omar (guitarra), las mil y una distorsiones que meten en cada canción, las torsiones de cuerpo y voz de Cédric (cantante), todo ello causa que realmente te quedes embelesado mirando algo tan raro como atrayente. Se ve que ellos tocan lo que les gusta y como les gusta, muchas veces sin pensar demasiado en el público que tienen delante (Omar nos agradeció la paciencia después de tirarse 3 minutos bajando tonos poco a poco con Cédric). Mostraron mucho material nuevo del disco que están preparando, como Aegis, la canción con la que empezaron, y se sacaron algunas clásicas de la manga como Inertiatic, Son et Lumiere (ambas de su primer disco, De-loused In The Comatorium, y uno de los mejores) o la devastadora Goliath, con la que acabaron (aunque creo que pretendían tocar dos canciones más, pero el tiempo se les echó encima y la organización del festival no perdona). Eché en falta L’via L’viazquez y alguna otra más de los discos intermedios, pero no se puedo pedir todo. En definitiva, y a pesar de la extrañeza del sonido en un principio, salí encantado y con muchas ganas de escuchar su disco nuevo, y de revisar de nuevo los anteriores.
Desde allí, y con más calma, vimos a lo estadounidenses TV on the Radio, con su mezcla de rock, algo de jazz y soul y algún que otro sonido electrónico. Muy divertidos y muy enérgicos, animaron hasta a la cantante de Noisettes que se bajó al escenario a bailar sus ritmos. Abrieron con la primera de su último disco Dear Science, Halfway Home; y partir de ahí fue un carrusel de canciones movidas y bailables con otras más lentas y melancólicas como Will Do. A pesar de no ser uno de los grupos que más esperaba ver o que más me llamaban la atención del cartel, me sorprendieron positivamente y me dejaron con muy buen sabor de boca.
Después de este concierto nos tomamos un descanso mientra sonaban Vetusta Morla, hasta que llegó la hora de ir a uno de los platos fuertes del fin de semana, los británicos Kasabian. Entraron muy fuerte con Club Foot, y fue un concierto que no dio tregua, tocando los temas más conocidos de sus tres discos y presentando dos canciones del que está por llegar, Velociraptor y Switchblade Smiles (la primera bastante mejor que la segunda, en mi opinión). Un espectáculo con mucha garra, directo, y que logró una complicidad del público muy amplia, que antes de que empezara ya estaba cantando la tonadilla de Fire, con la que cerraron el concierto. Un detalle que me gustó fue como el cantante, Tom Meighan (el cual en un arranque emocionado gritó «you are all beautiful!»), se marchó durante Take Aim para que la cantara el guitarra, Sergio Pizzorno, y de esta manera no monopolizar la atención del público. Hablando en plata, me lo pasé genial, un concierto para recordar, un grupo que pone todo de su parte por dar un buen espectáculo sin recurrir a ningún tipo de subterfugio y que logra ganarse al público en parte por la sinceridad y buen rollo que destilan. De sobresaliente.
Ya sólo quedaba la traca final, compuesta por Suede y por Kaiser Chiefs. Los primeros dieron un considerable repaso a sus grandes éxitos, y a pesar de que el concierto empezó con mucha fuerza con canciones como Animal Nitrate o Trash, decayó un poco cuando los temas empezaron a no ser tan conocidos, ya que, siendo sinceros, es un grupo que a fecha de hoy vive en parte de la nostalgia, y no acabó de remontar (a pesar de los esfuerzos del grupo, que lo dio todo, llevaban una sudada de espanto) hasta el clásico Beautiful Ones y el bis, Saturday Night. Que conste que se aprecian las ganas del grupo por seguir tocando, y logrando mantenerse en festivales de considerable importancia, y sobre todo, su entusiasmo, especialmente en este caso en el que venían como sustitutos de la recientemente fallecida Amy Winehouse.
Por fin, y después de un rato de espera bajo la lluvia, que continuó de manera intermitente durante el concierto, vinieron Kaiser Chiefs con su indie rock divertido y desenfadado, y presentando en parte su disco The Future Is Medieval. Tocaron muchas canciones de su primer disco, Employment, entre ellas con la que abrieron, Everyday I love you less and less; y fue un tour de las que más se han oído a lo largo de su trayectoria, como Ruby, Never miss a beat y las dos finales, las cuales se alargaron para disfrute del público, como The Angry Mob, en la que Ricky Wilson se bajó a cantar el estribillo entre el público, o el bis Oh My God, con el que se despidieron por todo lo alto. Un concierto vibrante y lleno de simpatía, que sirvió como colofón a una tarde de conciertos verdaderamente espectacular.
¡En breve, la crónica del sábado!
Lo que ha sido espectacular ha sido tu crónica, me has recordado detalles que yo había olvidado por completo. Creo que logras trasmitir muy bien lo que se vivió el viernes en Kobetamendi. Sin duda fue mi día preferido del festival. Me enamoraron Noisettes, me impactaron The Mars Volta (no me arrepiento de haberlos visto en directo) y recordé lo bueno que son Kasabian con su brutal directo. Repetiría sin dudarlo, me entran ganas de saltar y cantar cada vez que recuerdo ese intenso concierto. El resto de grupos también me gustaron pero en este caso era yo la que iba perdiendo fuelle después de tres horas de buena música y buen espectáculo.
Quien lea esto… no puede perderse el próximo BBK!! 😉