Uno de tantos álbumes que uno encuentra paseando por la red, y que bien por una portada llamativa o por un titular lo suficientemente entusiasta (gracias a Lo-Fi Your Brains Out en este caso, un gran blog), logra captar la atención. Una vez que has escuchado algo, no puedes quitártelo de la cabeza y necesitas el disco completo. ¿Qué misterios albergan Warm Soda? ¿Por qué suena tan novedoso y a la vez tan familiar? ¿Dónde habían estado todo este tiempo? Parece ser que su primer material fue un 7″ titulado Reaction, pero la clave está en que esta banda nace de las cenizas de Bare Wires, un conjunto de garage rock que a pesar de su corta carrera, dejó bastante huella.
Si se habla de glam, lo más lógico es pensar que la siguiente palabra va a ser rock. Son dos conceptos muy unidos y que tuvieron una significación enorme en décadas pasadas, especialmente en los ochenta y parte de los noventa. Ese impulso se fue perdiendo y a fecha de hoy es prácticamente un recordatorio de otros tiempos, y cualquiera que opte por esta tendencia sería calificado de nostálgico, poco más. Pero cuidado, aquí es donde entran Warm Soda con un espectacular batiburrillo que suena a power pop, a punk, garage y a lo-fi, pero sobre todo (y aquí está el elemento más desconcertante) al glam más glorioso.
Warm Soda beben de las fuentes de clásicos tan diversos como Big Star, T. Rex o David Bowie pero también suenan a los inicios del indie rock comercial, recordando ligeramente a los primeros discos de bandas como The Strokes, especialmente por la forma de cantar de Matthew Melton, el talento detrás de la banda, con una voz y un estilo similar al de Julian Casablancas en la época en que gustaba de emborronar su voz con mucho encanto. Esta fusión de lo nuevo y lo viejo es lo que atrajo la atención de Castle Face Records, que sin duda tienen buen olfato, siendo la casa de Thee Oh Sees y del más que productivo Ty Segall.
Someone For You presenta doce cortes breves y directos, y aunque no es un disco realmente variado, lo novedoso de su sonido y el buen hacer de la banda consigue que se escuche del tirón sin darte cuenta. Existen ligeras variaciones en el estilo de las canciones, y es uno de esos álbumes en que destacan todas y ninguna. Es muy complicado decidir cuál es la mejor, todas tienen vocación de hit y mantienen una línea divertida, cómplice (los susurros a lo Pulp consiguen ese efecto) y pegadiza: desde el enérgico inicio que marca Violent Blue hasta el final con la coreable Lola, tienen riffs que enganchan, estribillos memorables y un carisma desbordante. Sí, existen variaciones, y habrá quién prefiera la potente amargura de Sour Grapes, la relativa oscuridad de Spell Bound, la suave Jeanie Loves Pop, la bailable Diamond Ring o los ecos de principios de los 2000 de Someone For You; pero al final todas son reflejos de la misma propuesta, de ese glam rock garajero, de ese punk exhuberante llamado al pop que se clava en el cerebro con más persistencia.
Éste es el único «pero» que se puede poner al álbum de debut de Warm Soda, se centra tantoo en presentar un sonido refrescante y novedoso que se pierde a la hora de desarrollarlo y darle auténtica versatilidad. Es un disco fácil como pocos e invita a escucharlo una y otra vez, pero es difícil saber hasta qué punto daría de sí para un segundo trabajo. Puede afear la experiencia el saber que es posible la banda de Matthew Melton nazca y muera en el mismo instante, está abocada a morir de éxito, pero mientras dure, merece la pena descubrirla, disfrutarla y dejarse llevar por su interesante combinación de lo añejo y lo vanguardista.