Riguroso Directo: Explosions In The Sky

Por fin llegó el día, y después de mucha anticipación, nos encaminábamos a la Sala San Miguel, en el Palacio Vistalegre, para ver a una banda que se ha ganado a pulso su reputación, y los llenazos tanto en Madrid como en Zaragoza y Barcelona, como en toda Europa. De nuevo nos embargaba la emoción, e íbamos en el metro especulando sobre si tocarían más material viejo o se centrarían en las novedades, quienes de los que iban en el vagón irían al concierto, y demás conversaciones típicas precedentes a un evento al que le tienes muchas ganas.

Logramos situarnos no demasiado mal, y a pesar de los típicos apretujones y estreches, teníamos una visión decente del escenario. Ahí se podía intuir, colgada de uno de los altavoces, una bandera de Texas, la tierra natal de los componentes del grupo. No se hicieron esperar, y salió la formación al completo, con Michael James al frente, y Munaf Rayani que hizo una simpática presentación chapurreando español (Somos explosiones en el cielo) en vez de decir su ya clásica línea (We’re Explosions In The Sky, we come from Texas, follow us to the Moon). Inmediatamente después abrieron con un tema de The Earth Is Not A Cold Dead Place, The Only Moment We Were Alone, y de manera inmediata uno se da cuenta de la intensidad del grupo. A pesar de su apariencia de tranquilidad, el volumen y la capacidad de crear ambiente y de envolverte en su propia atmósfera que tiene su música consiguen que te metas en el concierto de manera prácticamente inmediata, levantando gritos y aplausos por parte del respetable durante más de una ocasión. Las ganas con que tocan los miembros de la banda, especialmente el guitarra, son auténticamente contagiosas, y el ver como lo viven ellos te invita a dejarte llevar. El setlist fue bastante bueno y variado, manteniendo un buen balance entre tonos más tranquilos y reflexivos con momentos más rápidos e intenso, tocando un poco de cada álbum exceptuando el primero, que lamentablemente decidieron dejarlo de lado. El apoteósico final con Your Hand In Mine y Let Me Back In fue el colofón a un auténtico recital de calidad, técnica y canciones pensadas y medidas hasta la saciedad. Como anécdota contar que después de tocar todo el concierto sin una sola pausa, salieron a especificar que no había bis, que hasta ahí habían llegado y que estaban reventados después de haber tocado prácticamente una hora y veinte minutos sin descanso.

Insito en que es una experiencia bastante única. Los breakdowns, los punteos más intensos y los ritmos más marcados de la batería no tienen nada que ver con escuchar su material en la comodidad de tu casa. La calidad es prácticamente la misma, tocan de lujo, su compenetración es brutal y el directo es arrollador. En un estilo instrumental es difícil diferenciarse de una manera tan evidente de todos los demás, con un sonido tan propio y personal, y más complicado aún demostrarlo en directo, y lograr un especátculo de tan alto nivel sin tirar de medios visuales ni parafernalias de ningún tipo. De verdad que esta vez no tengo más que buenas palabras, y si hay alguna queja es que no tocaran nada de su primer disco How Strange, Innocence. Mi recomendación más ferviente a quién tenga la oportunida de verlos  y disfrutar de su música en directo, porque no todos los días se está delante de los más grandes del post-rock a fecha de hoy.

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