Por último, pero no menos importante, damos el salto de España al resto del mundo a ver qué nos ha deparado el año pasado. En general ha sido buen año, pero han existido unas cuantas decepciones (el paso al infame dubstep de Korn, el disco infumable de Blink-182, la blandita vuelta de The Strokes, por nombrar las más sonadas) y algunos discos que a pesar de haberme gustado no han dado de sí todo lo que debían (aunque en tanto en cuanto merezca la pena, intentaré hablar de ellos no tardando), o al menos no tanto como los que conforman este Top. Y es que ha habido unos cuantos regresos que no han sido celebrados lo suficiente, algunos tapados que no han conseguido llamar la atención de prensa y público, y discos que nos han convencido a todos. Muchos han sido los llamados y pocos los elegidos:
Samiam.- Trips. Cualquiera que lea esta página de vez en cuando sabe del amor que profeso a este grupo. El concierto al que asistí no dio de sí todo lo que debiera pero aún así sigo mirándoles con reverencia, respeto y admiración. Y es que por ellos no pasan los años. Nos traen un disco luminoso, vibrante, con canciones que se pegan desde la primera pasada, y considerablemente largo. Un grupo al que jamás le ha importado tardar enter álbumes, que se toman su tiempo para traer a la palestra algo que merezca la pena. Un indiscutible de 2011.
Nothington.- Borrowed Time. La espera por este disco se hizo larga. Se creó muchísima expectación a través de Punknews ya que iban filtrándose canciones, poquito a poco, sin acabar de salir el disco completo. Y todo lo que íbamos viendo nos iba gustando. Una banda que poco a poco iba convirtiéndose en una de las imprescindibles, desde ese himno que es Where I Stand de su disco debut. Y Borrowed Time nos dio todo lo que esperábamos. Otro triunfo para estos chicos, un tercer disco que les confirma como unos grandes del punk rock en la actualidad.
Night Birds.- The Other Side Of Darkness. Es muy fácil engancharse a la particular mezcla de surf punk y hardcore de este grupo. Es directa, rápida, divertida y te deja con ganas de más canción tras canción. Y esa es la sensación que desprende cada nota de un disco que va siempre hacia arriba y que no da descanso. La extrañeza que de primeras puede causar su música atípica y fuera de época se compensa de sobra con su infinita capacidad para entretener y para hacer moverse a un muerto.
Rival Schools.- Pedals. Un regreso muy esperado pero que nadie se esperaba. Sé que es una aparente contradicción pero a mí me tomó completamente con sorpresa. Me había acostumbrado a pensar en que no volvería a oir nada nuevo de ellos, y un día aparecieron con este discazo bajo el brazo. Diez años después, vuelven con toda la fuerza y calidad que siempre les caracterizó, con canciones muy trabajadas, letras muy interesantes y un post-hardcore de lo mejorcito de ayer y hoy. Y a este paso, de siempre. Espero que hayan vuelto para quedarse, porque su nuevo álbum te agarra y no te suelta; larga vida a Rival Schools.
Bâton Rouge.- Fragments D’eux Mêmes. Ya desde principios del año llamaron mi atención y no me he olvidado de ellos. Herederos de los míticos Daïtro, nos traen un sonido similar, screamo de la vieja escuela, en francés, con sus cambios de ritmo bien marcados, sus voces agónicas y desgarradas y sus melodías cambiantes. Su ritmo y agresividad está menos marcado que en las fuentes en las que se inspiran, con un aire más calmado y en algunos momentos cercano al emo noventero o el shoegaze. Espero que oigamos más de ellos, dada la corta esperanza de vida que suelen tener las bandas de este estilo.
Thrice.- Major/Minor. Ya hablé en su día sobre este disco, que continúa con la trayectoria de una banda que ha dado mucho de que hablar. Un cambio en su continuidad que causó bastante controversia, y que dividió a los aficionados a este grupo, que se dividían entre la energía de los primeros álbumes y el experimentalismo de los últimos. Ante esto, el grupo decidió ir por la vía del medio, consiguiendo una mezcla que si bien no convence a ninguno de los dos extremos, es más fácil de escuchar y más amable con los que decidimos darle una oportunidad. Un disco que continúa la línea de Beggars y que a pesar de no decidirse por ninguna de las caras de Thrice tiene mucho que ofrecer y que se hace mejor con cada escucha, y confirma que, discusiones aparte, estamos ante un grupo versátil y con muchísima calidad.
The Black Keys.- El Camino. El nuevo trabajo de esta banda parece que acaba en todas las listas de lo mejor del 2011. Y no le faltan méritos. Su mezcla de rock sureño y blues con aires del indie rock actual es fácil de escuchar, agradecida y muy pegadiza. Sus melodías se pegan a tu cabeza y es muy difícil que pases un par de día sin volver al redil. Si este es el camino (si no hago el juego de palabras, reviento) que van a seguir The Black Keys a partir de ahora, definitivamente les va a llevar muy lejos.
Algernon Cadwallader.- Parrot Flies. El grupo que más fielmente sigue la estela de Cap’n Jazz vuelve con fuerza, con una voz increíblemente parecida a la de Tim Kinsella y con muchas ganas de revivir el emo de los 90, con su aparente calma, sus ritmos agradables y sus voces inconfundibles. Un disco que nos recuerdo todo lo que hizo grande a un género del que desgraciadamente se oye demasiado poco (aunque hay grupos como Snowing, Grown Ups o Castevet que nos dan esperanza). Una apuesta segura para los amantes de este estilo.
Joyce Manor.- S/T. Un disco que ha sorprendido a propios extraños de unos debutantes que en los próximos años van a tener mucho que decir. En todas las páginas minimamente especializadas en punk ha sonado muy fuerte y no es para menos. Un disco breve y conciso pero brillante, con un estilo muy particular y fácilmente reconocible, algo difícl para un grupo que comienza. Espero que no se les pasen ni las ganas ni la inspiración a estos chicos, porque desde el primer tema te dejan con la boca abierta. Un disco desde ahora imprescindible, y por tanto, con pleno derecho a codearse entre los grandes de este Top.
Fucked Up.- David Comes To Life. Que no os engañen, este disco mezcla un montón de estilos e influencias, el juego constante de la voz rasgada del cantante con los coros femeninos es confuso al principio, pero está tan bien construido que al final te preguntas por qué no lo hacen el resto de los grupos. Un disco arriesgado, que no pierde de vista los orígenes de la banda pero investiga y se adentra en otros géneros como si fuera lo más natural del mundo. Todo el reconocimiento que ha recibido es poco porque es imposible escucharlo sin tener los ojos como platos y los oídos disfrutando de mala manera.
Hasta aquí lo mejor de 2011, lo más selecto y destacable del año pasado. A partir de aquí, intentaré recopilar algunas de las cosas que no pude comentar en su momento, a la espera de todo lo nuevo que está por venir, que espero no sea poco.
Coincido bastante con esa lista. Solo quitaria el de Algernon Cadwallader, que no me termina de convencer, me gusto mas el anterior, y el de Black Keys que no lo he escuchado. A cambio meteria el Western Problems de Future Virgins, que me tiene viciadisimo y el de Touche Amore. El de Thrice no lo cate lo suficiente como para juzgarlo, aunque yo soy mas de lo viejo.