Conocí a este grupo principalmente por la canción que tenían en el irregular tributo a Bad Religion que salió el año pasado, y he de decir que no me llamaron la atención. Me parecieron un grupo más de punk rock que no tenía nada lo suficientemente particular para que quisiera saber más de ellos. A pesar de todo indagué algo más pero continuaba sumido en un sentimiendo de ambigüedad e indiferencia.
Lo curioso de todo esto es que creo que ellos también se dieron cuenta. Y decidieron cambiar de tercio. No un cambio radical de esos que se ven violentos y ridículos la mayor parte de las veces, sino que viraron la brújula lo justo para tomar otro camino que les sienta mejor, sin que parezca algo artificial o forzado.
Fijándose en grupos de indie rock de la antigua escuela, como es el caso de Superchunk o de los (por desgracia) recientemente desaparecidos Guided by Voices, con un toquecillo a lo Pavement y una cucharadilla de power pop a lo Teenage Fanclub, siempre teniendo a mano sus raíces punk, logran una mezcla muy original y muy disfrutable. Es un gustazo ver como un grupo que no acababa de destacar se replantea lo que está haciendo, imagino que en parte a través de un potente feedback de todo lo que habrán oído a lo largo de sus conciertos y de las opiniones recibidas de sus anteriores trabajos, logran conseguir un nuevo sonido que imagino que les gustará a ellos tanto o más que a nosotros, y que además funciona tan bien como en el presente caso.
Podéis ver que todas las influencias que he puesto no son exactamente novedades. Y es que de nuevo nos encontramos ante un disco fuera de época, que llega diez años tarde, y que por esa razón nos llama la atención a todos los que pensamos que dentro del horterismo (sí, esta palabra es inventada) general de los 90, si rascabas la superficie podías encontrar un buen montón de buena música. Es a esa calidad oculta entre una montaña de boy bands y pop chicle a la que apela este disco, a ese estilo que sólo mantienen cuatro valientes en la actualidad. Por mi parte, un fuerte aplauso a Cheap Girls por retomar y renovar un sonido que nunca debió perderse.
En cuanto a las canciones que componen el disco, el arranque es fantástico, con dos temas espectaculars como son Gone All Summer y Ruby, que nos traen un curioso sentimiento de nostalgia sin perder un fondo de energía considerable. No hay ninguna canción que me disgustara, y aparte de las mencionadas, destaco Mercy-Go-‘Round y On/Off Switches que indagan en esa melancolía guitarrera, intensificada sin duda por una voz bastante curiosa y que hace un gran trabajo. Para que veáis que no miento, os dejo el vídeo oficial de Ruby, el segundo corte del álbum. Espero que os gusten tanto como a mí.