Riguroso Directo: Groezrock 2012 (Parte III: Domingo)

Con el cuerpo ya algo maltrecho y con el cansancio haciendo mella amanecimos el domingo 29. Hice acopio de fuerzas y me convencí a mí mismo de que tenía que aprovechar el día al máximo, por lo que madrugué y después de una ligera pérdida buscando los baños del camping para adecentarme marché hacia la zona de conciertos para ver en solitario a Versus The World y Junius.

Decidí ver íntegro el show de los primeros y ver el rato restante de los segundos. Aquí he de decir que cometí un error. Por desgracia, el show de Versus The World fue bastante soso, no tocaron mi canción favorita (Forgive Me) y no lograron llamar mi atención en absoluto. No lograron convencerme ni teniendo entre sus filas al bajo gigantesco de Lagwagon ni a un ex de The Ataris. La voz se parece a la de Patrick Stump, dándoles un aire más popero que punk rock que no les sienta nada bien. En definitiva, una decepción. Sin embargo, los quince escasos minutos que pude ver de Junius me gustaron mucho. Post-rock y progressive rock de la mano, en un grupo que recuerda a Faunts, y personalmente me trae recuerdos de la última etapa de Deftones. Un grupo que me parece muy interesante, me quedo con muchas gracias de ver su actuación al completo y les debo una.

A partir de aquí volvimos a reunirnos todo el equipo para ver a Red City Radio, un grupo que empezamos considerando unos «Nothington de segunda» para que poco a poco fueran gustándonos cada vez más. Y la puntilla la puso este concierto. Movieron al público, llenaron la carpa pequeña y derrocharon energía y simpatía. Se mostraron muy cercanos, Garrett Dale es un liante y logra meterse al respetable en el bolsillo con un par de bobadas. Cayeron temazos como Two For Flinching o I’m Well, You’re Poison. Muy buen ambiente, y una animación exagerada para ser las doce de la mañana. Sin duda se volvieron para Oklahoma con una sonrisa en la cara.

Después de un rato libre tocaba uno de los conciertos que habíamos vivido con más anticipación. Un grupo esquivo y que siempre nos había eludido, Cobra Skulls. Empezaron antes de tiempo estando la carpa semi vacía, por lo que el concierto empezó algo frío. Poco a poco la cosa fue cogiendo forma, y más gente empezaba a venir, consiguiendo por fin que el ambiente fuera el idóneo para un concierto en la carpa pequeña. Hubo algún fallo en cuanto al sonido, aunque no sé hasta qué punto es imputable también a la voz de Devin Peralta, que no debe de ser todo lo potente que debería. A pesar de esto, el concierto fue mejorando, sobre todo gracias a las intermitentes canciones de Sitting Army, su mejor disco hasta la fecha, con una auténtica sobredosis de españoles volando por los aires cuando tocaron ¡Hasta los Cobra Skulls Siempre!. No acabo de entender por qué no dan más importancia a su primer disco cuando es el que auténticamente mueve al público. Un rato después tuvimos la oportunidad de hablar con Devin (el cual se esforzó en hablar en español con nosotros, todo un detalle), al que le preguntamos por qué no giraban por España, y parece ser que su manager considera que no sería rentable. Una auténtica lástima, y esperemos que cambie su opinión.

A partir de aquí empezaba la auténtica locura, comenzando nada más y nada menos por Hot Water Music. Y es que si alguien en la actualidad representa qué es el punk y cuál es la manera de vivir la música, son estos tíos. Máximo respecto, como dice él, a Chuck Ragan, a Chris Wollard y al resto de la banda para seguir disfrutando tanto como lo hacen en cada concierto, por involucrarse con cada fibra de su ser. Una lástima que fuera un concierto de sólo  45 minutos y que se sacrificaran canciones clásicas por presentar cortes del disco nuevo (que aún no había salido), pero aún así todos los presentes vibramos con Wayfarer, Remedy o Paper Thin, echando de menos alguna imprescindible como It’s Hard To Know. Destacar la aparición de Dave Hause y Garrett Dale en Trusty Chords, en un momento de hermanamiento de artistas de los que tanto nos gustan. Y en parte eso era lo que esperábamos del siguiente concierto, Alkaline Trio, pero con lo que nos encontramos fue con la gran decepción del festival. Matt Skiba salió con unas pintas infames: camisa rosa, corbata de niño, maquillado… un auténtico espantajo. Salvando este detalle sin importancia, el setlist se componía principalmente de canciones de los últimos discos, pero de las menos enérgicas (a excepción de This Addiction), temas que se escuchan sin pena ni gloria, consiguiendo un concierto aburrido, desesperante (¿por qué no tocaban las buenas?) y que no hizo justicia a una banda que para muchos de nosotros es mítica. De veras que salí con un mal café considerable de su actuación, me sentí engañado, y máxime detrás de un gran concierto como el de Hot Water Music, con los que esperaba que tocaron la fantástica Radio.

Para quitarnos el mal sabor de boca teníamos inmediatamente después a Good Riddance. Un concierto sin respiro, maximizando el tiempo del que disponían para tocar todo lo posible, empezando con Weight of the World y dando un auténtico repaso a su discografía. Hay que apreciar el esfuerzo que hacen para exprimir los minutos. Lo que sí les quita gracia es la poca expresividad y garra de su cantante, Russ Rankin, que a pesar de cumplir más que bien con su papel, siempre está parado tieso y muy poco activo. En todo caso, si tenemos la oportunidad de volverles a ver en el Resurrection Festival intentaremos sabernos mejor sus temas y disfrutar aún más de un concierto que tiene mucho que ofrecer.

Empezaba la traca final, se vislumbraba el final de festival y temblábamos en anticipación de lo que venía. Yo por mi parte me quedé viendo a Thrice, mientras que el resto marcharon a ver a Tom Gabel en acústico. Por partes: El show de Thrice fue espectacular, un compendio cuidadísimo de sus canciones nuevas y viejas (no en vano el setlist lo escogíamos los fans) con grandes canciones como Image Of The Invisible, The Artist In The Ambulance, Phoenix Ignition, y que culminó con Antohology, una de las canciones más destacables de su último trabajo. Se les veía contentos de volver a tocar juntos y dieron una lección nada desdeñable de técnica y de cómo combinar rabia y energía con momentos de contención. Escoger entre ellos y Tom Gabel fue duro pero a fecha de hoy no me arrepiendo de la decisión. Aún así, llego a las cuatro últimas canciones de éste, que fueron ni más ni menos que Baby, I’m An Anarchist, Sink, Florida, Sink, Pints Of Guinness Make You Strong y Greenback Dollar con la colaboración de Chuck Ragan, por lo que tuve bastante suerte, pudiendo disfrutar de algunos de mis temas favoritos de Against Me! en acústico. Tremenda la reacción del respetable, coreando y viviendo el concierto al máximo. Le siguió la cabeza visible, junto con Chris Wollard, de Hot Water Music, que se marcó un concierto acústico espectacular. La carpa estaba a reventar, el contrabajo y el violín eran unos auténticos virtuosos, y el trabajo en solitario de Chuck tiene más miga de la que pueda parecer a priori. Canciones como The Boat que hacen que uno coja el gusto al folk y a las raíces de la música americana, porque, qué demonios, coger la guitarra, la armónica y la camiseta de leñador siempre es algo bonito.

Por último, sacando fuerzas de flaqueza, nos quedaba el reunion tour más esperado de los últimos once años. Íbamos a ver a Refused y nos íbamos a dejar la voz y el cuerpo en el intento. Llevábamos dos días fantaseando si pondrían la telilla con las letras y el juego de luces para abrir el show, y así fue, con los compases de Circle Pit, que ya marcó la tendencia en cuanto a la que estaba armada en las primeras filas. No se paró de saltar, de gritar, de vivirlo y de mangarla en general. Ellos, dinero que cobran y actitud que mantienen aparte, estaban muy motivados, Dennis Lyxzén no dejó de moverse, de hacer sus estrambóticos bailes y sus espectaculares movimientos con el micro. Que sonaría mejor y sería más acorde a sus ideas tocar en sala pequeña, sin duda. Que ir sólo a grandes festivales a decir que hemos de mantenernos salvajes y curiosos choca, pues también. Pero tienen un directo matador y se empeñan en demostrarlo en cada escenario que pisan. No faltaron las grandes mitiqueces como Rather Be Dead, Liberation Frequency, Refused Are Fucking Dead, y el gran colofón con New Noise y Tännhauser/Derivé. Ojalá pueda repetir la experiencia en el Primavera Sound porque merece la pena y cada vez que veo vídeos del evento se me ponen los pelos de punta.

Hasta aquí la crónica de un festival que como podéis ver, ha sido inolvidable y en el que han abundado los éxitos, a pesar de alguna decepción, que como es inevitable, duele. Próxima parada festivalera: ¡Primavera Sound!

 

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