Ya, de vuelta, en la lujosa oficina de la redacción de Frog The World, tengo por delante la nada fácil labor de condensar en una serie de articulillos todas mis impresiones sobre el Primavera Sound de este año.

El miércoles 30 de Mayo llegaba a Barcelona, más tarde de lo esperado y deseado debido a un considerable retraso en mi tren, lo que hizo que todo se complicara más de lo que en principio podía pensar. Por esa y otras razones ver a No More Lies en el Arc de Triomf se convirtió en una empresa imposible que tuve que desechar. Sin embargo, son un grupo nacional que gira bastante, por lo que estaré atento a mi próxima oportunidad, porque me agradan considerablemente.

El ambiente en la plaza donde se ubicaba el escenario era muy agradable. Hacía buen tiempo, se oía la música de lujo y toda la infraestructura montada era espectacular para unos conciertos que eran gratuitos. Un punto positivo para la organización por montar algo así.

Llegamos a tiempo de ver completo el concierto de The Walkmen, una de las bandas con las que me introduje de cabeza en esto del indie rock hace unos cuantos años. A pesar de ser neoyorquinos siempre sonaron más europeos y tenían canciones movidas y que se pegaban, con un toquecín de post-punk que era su seña de identidad. Lamentablemente, el concierto con el que me encontré tenía poco de movido. Puede ser porque llevara tiempo sin oir gran cosa de ellos o porque su estilo ha ido relajándose a lo largo de los años, pero vi que el público (al menos el que tenía alrededor) opinaba de manera similar. Por el contrario, sí que se volcó y se vino arriba con The Rat, su hit más significativo, en esa línea guitarrera y divertida de otro tiempo. Está claro que desde 2004 ha pasado mucho tiempo, y no puedo decir que les haya sentado demasiado bien.

Otro cantar fue el concierto de los Black Lips. Tocaron una selección muy cuidada de sus temas más animados y era evidente que se lo estaban pasando en grande ante un público tan amplio. No en vano tocaban tres veces a lo largo de la programación del festival, se nota que les gusta lo que hacen. Al final del concierto surgieron unos ligeros problemas de sonido con una de las guitarras, y me dio la impresión de que las voces de Cole Alexander y Jared Swiley no son excesivamente potentes porque había momentos en los que se oían poco. En todo caso, cayeron grandes temas como la mítica Bad Kids (aunque en directo suena algo más lenta que la original), O Katrina! o Modern Art, que hicieron moverse al respetable al ritmo de su particular flower punk, y que nos fuéramos con una sonrisa burlona para casa.

Un buen aperitivo para lo que nos esperaba en el Parc del Fòrum los tres días siguientes y que narraré como buenamente pueda a partir de mañana, así que estad atentos para enteraros de todos los detalles del Coachella español.