Riguroso Directo: Primavera Sound 2012 (Jueves)

Comenzaba bajo un sol de justicia el primer día de nuestro periplo musical por el Parc del Fòrum. Imagino que en parte debido al jaleo que se montó en el Palau de la Virreina para conseguir las dichosas pulseras el acceso al recinto estaba despejado y en muy poco tiempo estábamos investigando donde estaba cada escenario, las zonas de comidas, la exposición de carteles de conciertos y los puestos de discográficas y distribuidoras varias.

Sin perder demasiado tiempo nos dirigimos a ver a Pegasvs. Allí estaban Sergio y Luciana toquiteando sus aparatos y abriendo el festival de una manera más que satisfactoria. Canciones como El final de la noche o La melodía del Afilador hicieron vibrar a un público expectante e ilusionado. Sus ritmos electrónicos misteriosos e hipnotizadores no pierden un ápice de gracia en directo y son muy agradables de escuchar. Sin embargo, queríamos ver aunque fuera un par de canciones de Doble Pletina, por lo que no vimos el show en su totalidad. Llegamos a tiempo de ver las últimas tres canciones, y cerrando, como no podía ser de otra forma con Música Para Cerrar Las Discotecas, una canción que por méritos propios va quedándose grabada en el público por su curiosa letra y su fácilidad para grabarse en la memoria. Un inicio tranquilo y prometedor del festival.

Pero la tranquilidad no tardó en desaparecer, porque Unicornibot venían desde Pontevedra con muchas ganas de caña. Aparecieron con sus cascos de papel albal y una actitud abierta y divertida, para rápidamente demostrar con cada canción que el Math Rock puede molar muy seriamente. Enérgicos, rápidos y contundentes, a través de sus ritmos enrevesados, se metieron al respetable en el bolsillo con su simpatía y su buen hacer. Una banda con una química espectacular, tanto entre ellos como con el público. Porque ya se sabe, «hay problemas de sonido, pero tenemos licor café».

Nos dio tiempo a escuchar las últimas canciones de Baxter Dury, el británico chulito y con pinta de maduro interesante nos presentaba un espectáculo basado en el contraste de su voz grave y monocorde con la de la chica que hacía los coros, que prácticamente cantaba más que él. A cambio, él se encargaba de los teclados, y en varios temas alargaban el final con unos trozos instrumentales interesantes. Música tranquila, elegante y con un punto canalla que tiene su gracia; pero mi auténtico interés estaba en los Archers of Loaf, que tocaban a continuación. Entrados en años y peinando canas, con el público más heterogéneo en edades del que haya formado parte, demostraron que el tiempo no pasa por ellos y que saben dan calor a los instrumentos (especialmente el guitarra, menudo motivado). Tuvieron un par de perlas, sobre todo cuando Eric Bachmann dijo «We’re gonna play a good one» y sonó Web In Front, una de mis favoritas. Dijeron que están acostumbrados a audiencias más grandes, lo cual no sé si era irónico porque el escenario Ray-Ban estaba bastante lleno. Cerraron con Floating Friends un gran concierto de ese indie rock noventero que tanto nos gusta y que tan poco se deja ver.

Dimos un giro radical para dirigirnos a Grimes, la chica de las pintas raras que tiene un aura difícil tan atractiva como difícil de explicar. Claire Boucher salía sola al escenario en un inicio, posteriormente acompañada por unos cuantos bailarines, donde remezclaba y cantaba sus canciones. Nunca había tocado ante un público tan amplio y al principio se la veía algo cohibida, pero rápidamente se vino arriba. Hace un espectáculo atípico y extraño pero que, como ella, no puedo evitar que me parezca fresco y original. Vanessa y Oblivion sonaron de lujo, y en general, me dejó con buen sabor de boca.

Tocaba pegarse una buena pateada hasta el escenario Mini, para ver seguidos a Death Cab For Cutie, Beirut y The XX. Los primeros dieron un concierto bastante sobrio, que aunque sonó muy bien, no acabó de lograr motivar. Sé que es un grupo tranquilo (aunque el setlist estaba bien seleccionado con Crooked Teeth, Grapevine Fires, You Are A Tourist y Soul Meets Body, entre otras) pero la propia actitud de los artistas no acababa de transmitir nada; por decirlo de alguna manera, profesionales en exceso. Se despidieron con The Sound of Settling y un lacónico «Gracias», dando paso a Beirut. No son mi estilo y no conozco demasiado a la banda, pero hay que reconocer que son entrañables, todo simpatía. Siempre una sonrisa en los labios de sincero agradecimiento. La gente estaba muy motivada con su mezcla de indie y música de Europa del Este, y se notaba que canciones como Postcards From Italy, Elephant Gun o Nantes son las favoritas del respetable.

Antes de despedirnos del escenario Mini quedaba uno de los platos fuertes del día, The XX. El trío británico entraba al escenario con una gran ovación y con un interesante juego de luces y acompañados por una gigantesca X. He de reconocer que desprende una elegancia y sofisticación única, y que para tener un estilo tan tranquilo y comedido, su buen hacer logra motivar a cualquiera. Suenan genial, sin desviarse en exceso de sus álbumes pero con alguna ventana a la sorpresa (como la versión ralentizada de Crystalized). El juego de voces existente en todas las canciones no aburre y logra que todos nos fuéramos como una amplia sonrisa al siguiente concierto, con VCR y Islands resonando en nuestras cabezas. Mención de honor a Oliver Sim y sus miradas sensuales a las chicas de las primeras filas, poniendo en todo momento su voz interesante, me pareció un crack.

Debido a las distancias entre escenarios llegamos algo tarde a Franz Ferdinand. Mucho material de sus últimos discos y menos de los primeros, aunque por suerte pude escuchar Michael y Take Me Out, que siempre me han encantado. Alex Kapranos reconoció que estaba constipado y que tenía un poco mal la voz, pero se esforzó en que no se notara demasiado. No me quedé hasta el final porque no quería perderme ni un segundo de Japandroids, pero por lo que me contaron y he leído, el concierto pudo haber dado más de sí, con la banda algo más contenida de lo usual.

Por último, el gran fin de fiesta para un día completísimo. Japandroids empezaron con algo de retraso por calibrar bien sus instrumentos, pero aún así tocaron prácticamente hora y cuarto que, a mí, se me hizo corta. Comenzaron con The Boys Are Leaving Town, para pasar a promocionar su nuevo disco con gran parte de éste. Suenan aún más intensos que en los álbumes, alargan las canciones siempre un poco para lucir su buen hacer con la guitarra y la batería e intercalan alguna coñita entre canción y canción. Se vio claramente que Wet Hair es la canción que más triunfa de ellos. Acabaron con su cover de The Gun Club, For The Love Of Ivy. A fecha de hoy mantengo que si no fue el concierto que más me gustó del festival, está en el Top 3. Cada cosa que descubro de esta banda me gusta más.

Así dábamos por finiquitadas prácticamente 12 horas de música sin apenas descanso, pensando en los grupos del día siguiente y haciendo quinielas sobre qué íbamos a poder ver y qué no, que será lo que intentaré contaros mañana.

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