No sé si muchos os quedaréis algo extrañados por las bandas que aparecen en el título. Supongo que una pequeña explicación tampoco está de más, y se puede resumir en «yo también tuve quince años». Recuerdo poner la televisión y ver los videoclips de Dammit, Josie o All The Small Things y pensar lo mucho que molaban esos tíos, y lo mucho que quería parecerme a ellos. En el rango de edad de los 20 – 30 años, prácticamente todos los que ahora mismo escuchamos punk y derivados le debemos mucho a las BSO de los juegos de Tony Hawk, y a Blink-182 (esto es un dato considerablemente contrastado).
Por esta razón, y en mi línea de ver en directo a todos los grupos que me flipaban de (más) joven, cuando me enteré de su paso por Madrid, hice todo lo posible por ir y quitarme la espinita. Adelantando los acontecimientos: ¿arrepentirme? No ¿repetir? Tampoco.
Abrían la velada Everlyn, un grupo local madrileño que por lo visto están despuntando. A mí la verdad es que no me llamaron demasiado la atención, me recordaban a una versión española de Paramore (aunque también cantan en inglés), y la reacción del público era bastante irregular, no sé si porque algunas canciones realmente les motivaban o porque tenían ganas de concierto (digo esto porque en los primeros temas había siempre saltos y movimiento los diez primeros segundos, y luego la cosa se apagaba bastante). Presentaron algunos temas de su nuevo disco, en los que metían una cantidad considerable de teclados junto con su sonido pop rock habitual. Tampoco puedo ser objetivo del todo porque es un tipo de música que no me llama especialmente, pero la verdad es que no vi nada que captara mi atención, música demasiado facilona y en una vertiente comercial y orientada a un público más joven.
Continuábamos con The All-American Rejects, por lo que también podíamos esperar un sonido bastante adolescente, aunque he de reconocer que canciones como Swing Swing, Dirty Little Secret o Gives You Hell pueden llegar a ser un placer culpable en toda regla. Aún así, un concierto en el que me sentí fuera de lugar, y más aún con la actitud de Tyson Jay Ritter, que apareció vestido de torero, intentando ganarse al público con unos chillidos agudos algo ridículos, y en general buscando una complicidad bastante artificial pero que hacía las delicias de algunos y sobre todo algunas (no muy lejos de donde me encontraba había unas FANS, con mayúsculas, que se sabían al dedillo absolutamente todas las canciones mientras las entonaban entre lágrimas). En fin, no quiero hacer sangre, porque obviamente estos grupos tienen su público y si voy a un evento organizado por la promotora Under Eighteen pues debería saber qué esperar.
Por fin, salían a escena Blink-182, que abrían su setlist con Feeling This (del disco con su propio nombre, que debe gustarles mucho porque fue del que más temas tocaron). Me sorprendió ver la más que cálida recepción que tenían las canciones de Neighborhoods, su último álbum, que para mi gusto fueron más de la cuenta dada la larga trayectoria de la banda. Aún así, y de nuevo vuelvo a incidir en mi poca objetividad y en el componente nostálgico, reconozco que gocé bastante con las míticas What’s My Age Again?, First Date o Dumpweed (curiosa elección de canción, por cierto, ya que las hay mejores en Enema Of The State). Travis Barker demostró que, aunque las canciones tiran a fáciles, él es un virtuoso y hace lo posible por lucirse siempre que puede y da una considerable energía en todo momento a la banda. Mark Hoppus lo hizo bastante bien, la sobriedad de su voz siempre es un contraste agradable y se le ve que sin ser un genio del bajo, cumple de sobra con su papel. Y llegamos a Tom DeLonge. Es espectacular como después de tantos años, sigue tocando lo que le da la gana, cantando lo que le da la gana, y cambiando los tonos como le apetece. Es realmente irritante no poder cantar la canción tal y como la conoces porque a él le apetece hacer un cambio que queda realmente mal. Es buen frontman, es gracioso, y la química entre los miembros de la banda es palpable, pero como músico es auténticamente pésimo en directo. Otro detalle que es parte de la personalidad de Blink-182 pero que me desagrada es que toquen temas de cachondeo como Blowjob, Fuck A Dog o Family Reunion en vez de otras canciones que seguro daban más juego. En definitiva, me quedo con las que me han gustado de siempre (Carousel, Josie, Dammit y demás), me hizo ilusión y disfruté mucho oyéndolas en directo; y también me pareció curioso el momento de lucimiento de Travis Barker haciendo un solo espectacular remezclando su álbum en solitario. Esos momentos de vuelta a finales de los 90 y principios de la siguiente década hacen que no me arrepienta de haber ido y haberlo pasado bien durante, pero como ya dije antes, una vez tachado el grupo de la lista, y en vista de su nuevo material, no me quedan razones para volver a verlos, así que en este caso, Blink-182 una y no más.