El post-rock y el post-metal están en auge en España. Cada día surgen más grupos de estos estilos, o pisando entre la difusa línea que separa un género de otro, y en un porcentaje muy considerable, de bastante calidad. Sin embargo, en este caso estamos ante uno de los exponentes que más fuerte suena y que más años lleva al pie del cañón.
Toundra comenzaron con un estilo muy cercano a Russian Circles, para ir evolucionando hacia un estilo menos purista y más abierto a otras influencias, cambiándose de lado por momentos entre los dos géneros que les definen. Esta trayectoria nos lleva hasta su último disco, (III), máximo exponente de esta mezcla de influencias. Hay que reconocer que la crítica se ha volcado con muchísima fuerza en este trabajo, y por más que en esta página nos guste ir a contracorriente, vamos a hacer un esfuerzo en nombre de la sinceridad uniéndonos a la opinión general y reconocer la enorme calidad que destila este álbum.
El disco abre con Ara Caeli, una de las canciones más cercanas al sonido de sus anteriores trabajos, pero que ya muestra algo que se va a repetir a lo largo del álbum: las canciones son largas para poder exprimir al máximo los ritmos y los ambientes que crean. Todos los temas duran entre cinco y siete minutos, y aunque el disco puede escucharse como un todo bastante consistente, cada corte encierra su propio universo. Esto puede verse aún mejor en Cielo Negro (Black Sky) con una fantástica intro con sonidos propios de una tormenta por detrás, un recurso sencillo pero efectivo para llevar a su terreno a quien lo esté escuchando. Tanto en esta canción como en Marte (Mars) se pueden observar unos ritmos que me recuerdan a God Is An Astronaut o a Collapse Under The Empire, una de las razones por las que estos dos temas pueden ser mis favoritos de (III). Requiem da variedad al conjunto gracias a los toques étnicos que incluye, y a los violines que pueden escucharse en su última parte.
El tono más oscuro del disco lo ponen Lílim y Espírita, con una cadencia más marcada y sonidos más potentes, pero sin llegar a hacerse pesados, y sin abusar de la energía metalera, aportándola con la suficiente destreza como para no aburrir a aquellos que no acaba de gustarnos el post-metal más puro. Este punto puede ser el que disguste a aquellos más inclinados por este lado de la balanza, pero vistas las reacciones que hasta ahora he podido leer y escuchar, parece ser que han logrado un álbum que convence a ambas vertientes.
En definitiva, un trabajo de madurez de un grupo que tiene muy claro hacia donde quiere ir, y que ha saltado a la palestra por su innegable calidad. Desde aquí nos rendimos al sonido de Toundra y su (III) y no podemos más que fantasear con la futura gira, donde presumiblemente estaremos saltando y meneando la cabeza. Para los que aún no lo hayáis escuchado, os recordamos que podéis bajarlo gratuitamente aquí.