Greg Graffin y los suyos no se rinden. Se les puede echar en cara sólo tocar en grandes festivales, haber dicho más de una vez que era «su última gira por Europa» y al año siguiente estar de vuelta, haber perdido la garra de su primer disco, y en general, estar viejos; pero siguen ahí, y siguen consiguiendo la atención del público.
Su anterior álbum hay que reconocer que fue una considerable decepción. The Dissent Of Man sonaba al crepúsculo de una banda, vencida por el peso de los años. Intentaba hacer acopios de energía pero no conseguía quitarse esas lánguidas telarañas que pesaban tanto en cada corte. Por suerte, esto no sucede en True North.
Este disco significa la vuelta de los Bad Religion combativos y vibrantes, pero con madurez y experiencia. No conservan toda la garra de sus primeros trabajos, ni logran hacer canciones tan pegadizas y coreables como en The Gray Race, pero dejan constancia de que aún saben enseñar los dientes, y que a pesar del paso de los años pueden hacer hervir la sangre al más calmado.
True North comienza enérgico con la canción que le da título, una de las que más recuerda a las canciones más emblemáticas de la banda, y continúa con esa tónica rápida, a caballo entre las canciones más políticas y reivindicativas (Robin Hood In Reverse, Land Of Endless Greed), las que tienen un tono más personal (Past is Dead, o la propia True North), e incluso un acceso a sus orígenes más punk rockeros y, en parte, adolescentes, como es Fuck You. Es raro encontrar temas más relajados, y no aparecen hasta bien avanzado el álbum con Hello Cruel World, pero tampoco sienta mal después de la traca inicial.
Uno de los principales fallos de este álbum, como ya podéis imaginaros, es que pone prácticamente toda la carne en el asador al principio. La primera mitad aglutina las grandes virtudes de Bad Religion, y la segunda, sin desmerecer ni contenter canciones mediocres o malas, no está a la altura de las anteriores. Relucen algunos cortes como Crisis Time, Nothing To Dismay o My Head Is Full Of Ghosts. Sin embargo, esto también puede ser causado por la gran cantidad de canciones de True North, porque 16 es un número considerable para un disco de punk.
En defintiva, una auténtica alegría para todos los fans del grupo, y por ver que a pesar de su dilatada carrera y del peso de los años, siguen fieles a su estilo, a su sonido y a su actitud comprometida, seria y combativa. No es extraño que su reputación haya sido intachable a lo largo de su trayectoria, y su nuevo trabajo es la prueba de que por mucho que cambien las cosas, Bad Religion no han perdido el Norte.