Lo primero que se debe resaltar de este concierto es el llenazo de la sala Porta Caeli. La verdad es que es reconfortante ver como un grupo con la filosofía de Pony Bravo logra atraer a tanta gente, demostrando que su «modelo de negocio» como grupo de música funciona y triunfa. Ellos mismos al acabar insistieron en que su nuevo disco podía descargarse gratuitamente en la página oficial de El Rancho Casa de Discos, y que, como todos sus álbumes, estaba bajo licencia de Creative Commons. Una iniciativa encomiable y que demuestra que se puede vivir de la música sin recurrir a precios abusivos, medidas legislativas absurdas o ridículos cánones.
Un directo considerable en cuanto a duración y variedad por parte de los sevillanos, más de hora y media de concierto, presentando sobre todo De Palmas y Cacería, su último disco. El gran olvidado de la noche fue Si Bajo de Espaldas No Me Da Miedo (Y Otras Historias), en favor de temas más conocidos, en una actuación que no decayó y que fue muy animada en todo momento.
Abrieron su show con Turista Ven a Sevilla y lo primero que se puede apreciar son los tablas de la banda, con una técnica impecable y una calidad de sonido espectacular. El tono de blues de las canciones se marca aún más y la combinación del bajo y la guitarra, tan protagonistas en su música, logra transmitir a la perfección la intensidad de sus canciones, y sobre todo, de sus cambios de ritmo. A esto hay que añadir la variedad de instrumentos, como un sintetizador y percusión adicional, y el curioso detalle del intercambio de instrumentos entre los miembros de la banda, revelador de su condición de músicos todoterreno y su versatilidad. La vocación instrumental de los sevillanos es aún más evidente en carne y hueso, si cabe, pero nadie puede negar el evidente tirón de sus letras y de su contenido a caballo entre el humor y la crítica ácida.
Lograron una buena compenetración con el público en todo momento, muy implicado con Noche de Setas, Eurovegas, y sobre todo con El Político Neoliberal, su nuevo single que sin duda está pegando muy fuerte. Las variaciones tanto de temática como de atmósfera de cada uno de los temas es patente, de la oscura y ominosa Noche de Setas, por poner un ejemplo, o la claridad y buen humor de Super-Broker o la calma chicha de Guajira de Hawaii. El falso final con La Rave de Dios e Ibitza consagró a la primera canción como el tema más esperado de Pony Bravo, uno de los que más mueve al respetable y marca de la casa de sus directos; y a la segunda como uno de los momentos más graciosos del concierto, junto con la sorpresiva versión de Whip It de Devo, que se sacaron de la manga en un momento anterior. Completaron el espectáculo con un bis de tres canciones, un último hurra en el que primó lo bailable, con Mangosta, y con la sorprendente Mi DNI, que no brilla especialmente en disco, y parece más un interludio que un tema a la antigua usanza, pero que, en directo saca a relucir sus verdaderos colores y sabe poner el toque final a una gran velada.
Un concierto para irse a casa (o a la fiesta posterior) con un buen sabor de boca, que demuestra la buena salud de la música que no sale por la radio, y es de esperar que aumente la presencia de este tipo de espectáculos en Valladolid.