Bajo la amplia etiqueta de post punk caben una variedad tal de grupos que en algún momento ha llegado a perder su significado. Es una tendencia en alza, a pesar de llevar existiendo desde el final de los años 70, y la diversidad de su sonido hace que sea muy difícil no conocer a algunos de los impulsores de este término, bandas tan míticas como The Cure, Joy Division o Echo & The Bunnymen.
A fecha de hoy muchos grupos siguen esta estela, que a pesar de estar tremendamente diversificada y haber sido el germen de muchos otros estilos, ha conseguido mantenerse y tener un peso considerable en la escena alternativa. Las dos bandas de hoy, ambas con una trayectoria corta y con discos recién sacados del horno, Iceage y Girls Names, representan a su manera como este género, que tanto en su vertiente más vanguardista como cuando es más fiel a sus orígenes, es capaz de seguir dando que hablar.
Iceage.- You’re Nothing
Los daneses Iceage ya conocieron las mieles del éxito con su primer álbum, New Brigade, cuando todos los componentes del grupo tenían entre 18 y 19 años, y presentaban una música furiosa, caótica y con una visión completamente nihilista del mundo. Fue un debut controvertido, se les llegó a acusar de filofascistas y todos esos rumores y habladurías sólo lograron reforzar el impacto de sus inicios, además de que tenían un disco potente a sus espaldas. Dos años después, es el turno de demostrar que tienen más ases en la manga.
La visión musical de You’re Nothing camina en la fina línea entre el post punk y el punk propiamente dicho, algo que se ve desde su inicio con Ecstasy y en cortes como Coalition, In Haze o Everything Drifts, todas con accesos más caóticos y enérgicos de lo usual en este tipo de bandas. Sin embargo, para puristas del género están canciones como Burning Hand o Morals (con una fuerte carga política, y algo provocadora). El resto de los temas caminan por un limbo muy interesante, que también tiene trazas de fuzz rock por su sonido sucio y distorsionado, que en un principio compensan lo difícil que es acostumbrarse a la voz descarnada de Elias Bender Rønnenfelt, en la línea del punk más ochentero y dejado. Son muy destacables composiciones ominosas y devastadoras como Wounded Hearts, Awake o el implacable final de You’re Nothing, duro y seco, capaz de dejar al más frío con el corazón en un puño. La verdad es que no tiene desperdicio, ya que este segundo trabajo sigue la trayectoria marcada por el primero: 12 cortes, 28 minutos, para un disco corto, potente, complicado e incómodo, que no entra a la primera pero tiene ese «algo» especial que consigue enganchar y darle otra vuelta, y poco a poco caer en la espiral rabiosa y opresiva de Iceage. Único en su especie, raro y a la vez atrayente como pocos; You’re Nothing es un álbum para amar u odiar, pero en todo caso, no puede dejar de escucharse.
Girls Names.- The New Life
Las similitudes con Iceage no paran en el género en el que se engloban. Girls Names también son europeos (norirlandeses en este caso) y debutaron en 2011 con Dead To Me. Ambos consiguieron una buena publicidad y espacios en los festivales más importantes del mundo a lo largo de 2012, y este año han enfrentado cada uno a su manera el abismo del segundo disco, uno de los escollos más complicados para la carrera de cualquier grupo que se precie. En este caso el resultado ha sido bastante desigual, a pesar de que las dos bandas han optado por la continuidad, y no han querido dar la campanada con giros hacia otros estilos ni nada similar. Sin embargo, donde Iceage han logrado indagar en sus propias raíces y personalizar aún más (si cabe) su sonido, Girls Names se han quedado a medio camino, dejando un álbum correcto pero más basado en las referencias de las que beben y en nuevas influencias que en un trabajo y crecimiento del conjunto.
The New Life no es necesariamente un mal disco, pero encuentra dificultad a la hora de provocar reacciones y transmitir sentimientos. Han orientado su post punk de libro hacia un dream pop oscuro, con algunos elementos de shoegaze, pero la mezcla no acaba de funcionar y el sonido de la banda no está lo suficientemente cohesionado a lo largo de los diez cortes del álbum. Empieza bien con Pittura Infamante, pero las grietas ya se ven en Drawing Lines y se evidencian en Occultation o The Olympia. Las canciones más directas, que se apoyan más en sus virtudes, se salvan de la quema, siendo disfrutables Hypnotic Regression o Notion, pero sin llegar a ser memorables. El largo final de más de siete minutos de The New Life, a pesar de demostrar la calidad técnica de la banda, no logra esconder la escasez de ideas de un disco irregular y lamentablemente, poco inspirado y nada imaginativo. Sólo queda esperar que la tercera sea la vez definitiva para Girls Names y que sepan corregir a tiempo su trayectoria, porque éste no es el camino.