A pesar de que por circunstancias laborales adversas sólo pudiera acudir a una jornada de The Fiest, festival de nueva hornada, creación por partes iguales de Caleiah Recs y La Agonía de Vivir; fue un lujo el poder al menos vivir su cierre. En sus dos primeros días contó con grupos nacionales tan interesantes como los enérgicos Minority of One, los debutantes Biznaga, la potencia de Syberia, el sentimiento noventero de Ulises Lima y la rabia de Interlude, así como la aparición de Ghost Mice, de lo mejorcito del punk folk al otro lado del charco. Es difícil ocultar mi envidia (sana) a todos aquellos que disfrutaron en su totalidad del evento, pero creo poder hablar con conocimiento de causa del ambiente que hubo y cómo se vivió esta edición, la primera de esperemos muchas, de The Fiest.
Con una sala Wurltizer casi al tope de su capacidad, abarrotada desde el inicio, y con una puntualidad inusitada, tanto por parte de los grupos como del público, abrían la noche Trono de Sangre. El trío salía a escena arrollador y con la contundencia que les caracteriza, repasando su disco Deus Ex Machina en un concierto tan completo como agotador. Desde el minuto uno se dejaron la piel y si alguien llegó desganado, fue actuación perfecta para venirse arriba para el resto de la noche. Prácticamente una hora de pura energía y motivación, que sirvió también para recordar las ganas que hay de material nuevo por parte de la banda. Una manera genial de comenzar la noche y revivir uno de los discos nacionales favoritos de esta página de 2011, y una de las promesas que más fuerte suenan del hardcore patrio.
Los siguientes en la lista eran Allfits, que aprovechaban la ocasión para presentar su segundo disco Nada, Corre, Vuela, después de su debut en 2011 con Sea Horse. Basándome sólo en los temas de adelanto (soy un agraciado poseedor del nuevo vinilo, pero no he tenido tiempo para escucharlo en profundidad) y en lo que se pudo escuchar en el concierto, se puede decir que estamos ante algo grande. Su directo fue toda una descarga de energía, que sabe combinar lo atronador y envolvente del post-rock, con un aspecto más intimista, alcanzando un difícil equilibrio entre lo oscuro y ominoso, y lo luminoso y personal. La combinación de las voces, en los momentos en que aparecen, ponen el contrapunto más enérgico y lograron no sólo que el ánimo no decayera, sino que los asistentes nos viniéramos bastante arriba. Un concierto de los que hacen afición, y que dejó encandilados a todos aquellos que conocían poco a Allfits, sin duda una presentación de álbum memorable y un estreno inmejorable para Nada, Corre, Vuela.
Cerraban la jornada, y el festival, los italianos La Quiete. Desde 2006 no pisaban por España, y aunque en estos últimos años no han sido exactamente prolíficos en cuanto a material nuevo, el público (y me incluyo) tenía muchas ganas de volver a verlos. Con algunos problemas de sonido al inicio de su concierto, fueron ganando fuerza progresivamente, y aunque fuera algo difícil oír la voz, las ganas que le pusieron y el ambiente que se vivía en las primeras filas hicieron de su show algo difícil de olvidar. Canciones como Raid Aereo Sul Paese Delle Farfalle, Giugno o Metempsicosi Del Fine Ultimo, en un repaso bastante completo de sus icónicos álbumes La Fine Non É La Fine y Tenpeun 01 – 05, para acabar con el corte que da nombre al primero de estos. Todo un recordatorio de por qué están tan valorados en el mundo del hardcore y el screamo, y la evidencia de que siete años son demasiados sin tener a La Quiete girando.
Un broche de oro para un festival que abarrotó e hizo temblar la sala Wurlitzer y en el que se respiró una atmósfera de camaradería (a pesar de los golpes) difícil de explicar y de repetir. Después de todo esto, lo único que queda por decir es: ¡larga vida a The Fiest!