Esta entrada quiere rendir un poco homenaje a aquellos músicos, que tras una temporada integrados en un conjunto, o a la sombra de un talento en teoría mayor, deciden dar el salto para hacer brillar su nombre propio. El caso más obvio y usual suelen ser a través de formatos acústicos, pero en otros, como en los dos discos de hoy, es una manera de dar rienda suelta a la creatividad e individualidad de quien ya ha tenido éxito bien en un conjunto, o bien a través de un padrino.
En el primer caso, estamos ante un ex-The War On Drugs, que ya tuvo una pequeña intentona de dar el salto al solitario acompañado de The Violators. Kurt Vile está pegando muy fuerte con su álbum Wakin On A Pretty Daze, que consagra su carrera como artista individual después del desigual Smoke Ring For My Halo. Mikal Cronin, por su parte, ha estado en varias formaciones como Epsilons o Moonhearts, pero la sombra más grande a la que tiene que hacer frente es a la de Ty Segall, con el que ha colaborado tanto como miembro de Ty Segall Band como en solitario en un Split. Después de un correcto primer disco que pasó algo desapercibido, vuelve a intentarlo con MCII, que de entrada ha cosechado buenas reseñas y bastante aceptación.
Kurt Vile.- Wakin On A Pretty Daze
Partiendo de la base del sonido de The War On Drugs, Kurt Vile en su segundo disco consigue crear un ambiente cercano y menos frío, pero a la vez, onírica y etérea. Wakin On A Pretty Daze hace honor a su nombre, y nos retrata una atmósfera que comienza calmada, pero poco a poco va creciendo, como si todo lo que escucháramos formara parte de un sueño; en parte gracias a la voz, que, como era de esperar gana protagonismo, pero sin renunciar ésta a una cierta lejanía para reforzar este contexto. Estas impresiones se refuerzan con toques psicodélicos y folk directos desde los años 70, creando temas con arreglos electrónicos pero con una base acústica muy sólida.
Tiene mucho mérito lo accesible del disco, y la sensación que se mantiene de regularidad en todo momento. Es un álbum redondo, en el sentido de que actúa perfectamente como el desarrollo de una idea total, combinando cortes de larga duración de una manera perfectamente orgánica con otros más usuales. Dentro de su solidez sabe ofrecer variedad, y tenemos momentos de pop electrónico como Snowflakes Are Dancing o la complicada Air Bud, concesiones al espíritu lo-fi como Was All Talk o Girl Called Alex, y las ocasiones más intimistas como Pure Pain o Too Hard; e incluso los momentos en que Kurt Vile se desmelena y opta por la opción fácil, divertida y movida a rabiar como KV Crimes. Son destacables también el principio y final de esta ensoñación con Wakin On A Pretty Day y Goldtone, las dos más largas pero que sirven tanto para entrar en el mundo del artista, como para salir de él sin apenas haberte dado cuenta. Wakin On A Pretty Daze está a la altura del hype que arrastra y, aparte de ser una gran sorpresa en este 2013, es toda una invitación al mundo de los sueños de Kurt Vile.
Mikal Cronin.- MCII
Ante la contundencia y garra de la música de Ty Segall, y el caos reinante en el fuzz rock de Ty Segall Band, Mikal Cronin se desmarca y presenta algo tan difícil como la sencillez. MCII es un disco tremendamente directo, honesto y fácil de escuchar. No es fácil estar a la sombra de un artista tan prolífico, pero MCII demuestra que el puesto de número 2 no le queda nada grande, y que tiene su propio estilo, hermano pero completamente diferente. En su día se hablaba del sonido propio de Jay Reatard, hoy se hace lo mismo con Ty Segall y sus infinitos proyectos, y es posible que no tardando se haga lo mismo con Mikal Cronin, dadas las maneras que apunta en este álbum.
Funciona perfectamente como instrumento par dar reconocimiento a esta versión del garage cercana al rock y power pop noventero, más calmada y tranquila; y sobre todo, donde radica su diferenciación y valor, más íntima y personal. Tiene algo de Teenage Fanclub, de Guided By Voices o de Neutral Milk Hotel, con algunas concesiones a sonidos más añejos a través de guiños psicodélicos sesenteros y alguna que otra gota de folk. Por momentos se asemeja a los White Fence más blandos, pero sabe separarse y condensar una enorme miríada de influencias y homenajes para crear algo propio e interesante, tan cerca pero tan lejos de sus anteriores proyectos. MCII empieza fuerte pero accesible con Weight y Shout It Out, y mantiene el ritmo con canciones pegadizas y con ritmo como See It My Way o Change; pero también tiene sus momentos relajados con Peace Of Mind, I’m Done Running From You o Don’t Let Me Go. Un disco sencillo, luminoso, entretenido, hecho con cariño y con motivos más que suficientes para dar el renombre que merece a su creador.