Vuelve esta sección con tres discos de rabiosa actualidad por parte de tres bandas con considerable renombre y con una fuerte proyección mediática. Este trío de álbumes están destinados a ser objeto de debate, discusiones, sonrisas y lágrimas a lo largo de 2013, y cómo no, en Frog The World queremos aportar a través de este artículo nuestra gota al inmenso océano de opiniones ya existente sobre los nuevos trabajos de Deerhunter, The National y Vampire Weekend.
Deerhunter.- Monomania
Monomania sin duda va a dividir opiniones entre los seguidores de Deerhunter, aún más de lo que llegó a hacerlo Halcyon Digest. Viran de nuevo la trayectoria, y presentan el que probablemente sea su disco más potente hasta la fecha, cargado de ecos rockeros y garageros (garage nocturno, en declaraciones de su cantante y, a todos los efectos, frontman). La banda de Bradford Cox se sale de los terrenos oníricos del dream pop para construir algo más directo, aunque sin que esto suponga una ruptura total con su sonido anterior.
Prueba de este nuevo estilo más sucio y enérgico son canciones como Neon Junkyard, Leather Jacket II o Pensacola, llegando ésta última a tontear con el lo-fi; pero también hay otras como Dream Captain, Sleepwalking, Nitebike o el final, algo más delicado, con Punk (La Vie Antérieure). También es destacable Monomania, que comparte título con el álbum, y que en sus últimos conciertos se ha revelado como el barco insignia de éste y como el hit que van a pasear Deerhunter en sus próximos shows: fácil de recordar, potente y con méritos suficientes para permanecer en la memoria. Es interesante ver el amor y dedicación que profesan Lockett Pundt y Bradford Cox a la música, y su interés por variar y explorar otros caminos, consiguiendo que Monomania sea un disco interesante y con puntos como para no querer perdérselo, sin ser tampoco genial. Además, y en parte como consuelo para quien no le guste este nuevo disco, no tendrá que esperar mucho para contentarse con un nuevo álbum de Atlas Sound o Lotus Plaza.
The National.- Trouble Will Find Me
El año pasado se renovó el interés por un nuevo disco de The National gracias a su interpretación de The Rains Of Castamere en la archiconocida serie de HBO Game Of Thrones, y prácticamente un año después se puede escuchar este nuevo Trouble Will Find Me. Sigue la estela de High Violet, comedida y seria, dejando de lado los excesos y exhuberancia de Alligator y Boxer. Es difícil no rendirse ante los encantos y buen hacer de esta banda, pero es una pena que perdieran el tono vivaz y divertido que presentaban sus trabajos hasta 2007.
Trouble Will Find Me es un disco irreprochable desde el punto de vista técnico, hecho con mimo, pero que puede a llegar a sonar frío, poco espontánteo. Está todo pensado al milímetro y con una factura exquisita, pero ese perfeccionismo exacerbado de The National puede llegar a conseguir que los trece cortes de su nuevo trabajo se acaben haciendo algo largos. El éxito de crítica que está teniendo es espectacular, y será que en esta página se valora más el sentimiento que la perfección, pero no es un disco tan redondo como parece, porque se queda algo cojo a la hora de transmitir emoción. En todo caso, un disco de indie rock de libro y pulido a conciencia como pocos, con canciones a destacar, por ejemplo, Don’t Swallow The Cap, Heavenfaced, Graceless, o la que sirve como presentación, Sea Of Love.
Vampire Weekend.- Modern Vampires Of The City
Después del exitazo que supuso Contra para Vampire Weekend, Modern Vampires Of The City supone todo un reto. Este último álbum es el concepto de disco de madurez en sí mismo. La diversión autocomplaciente y algo artificial (el gran fallo) de los anteriores trabajos de la banda da paso a algo más grande, más consciente de sí mismo y, en general, menos frívolo. No se olvidan de su vertiente entretenida, movida y ecléctica, pero saben dar un paso adelante, reconocer que se han hecho mayores, y obrar en consecuencia, con canciones más pensadas y sentidas.
Se permiten ostentaciones como punteos vertiginosos y voces retocadas (Diane Young) o evocaciones religiosas (Ya Hey); entremezclando cortes más tranquilos y delicados (Hannah Hunt o Step, de las mejores del disco) con otras más ligeras, desafiantes y enérgicas (Unbelievers o Finger Back), pero siempre con melodías trabajadas, agradables y acompañadas de la nada desdeñable voz de Ezra Koening. Cabe incluso algún experimento como la oscura Hudson o la instrumental con la que concluye el disco, Young Lion, conformando un álbum con una variedad inusitada. Después de muchas vueltas a este Modern Vampires Of The City, puede decirse que éste es el trabajo (hasta ahora) definitivo de Vampire Weekend, y el posible inicio de una trayectoria que les consagre como un gran grupo, y no un mero entretenimiento.