Parece que Alan Sparhawk cogido gustillo a Valladolid, y eso es a todas luces una buena noticia. Este mismo año pasaba también por el Véral, acompañado de su mujer Mimi con su banda Low, y anteriormente había recalado por estos lares en 2010 con Retribution Gospel Choir. Un lujo que un artista tan polifacético haya convertido esta ciudad en uno de sus lugares de paso cada vez que pisa España.

No sólo eso, sino que en esta ocasión se ha unido a una de las bandas locales que más han girado este año, y que despuntaron en 2012 con su primer largo, un debut del que apareció la reseña aquí en su día, y que nos gustó mucho, tanto en disco como en directo. Frieda’s Still In Love siempre se han mantenido al pie del cañón y se han convertido en uno de los referentes de la música en vivo de Valladolid, y han colaborado con otros artistas tan variados como One For Apocalypse, Lisabö o Viva Belgrado.

El Teatro Cervantes, a pesar de ser una localización atípica se convirtió en un marco inmejorable, tanto por su buena acústica como por su ambiente cerrado e íntimo, una vez superada la aparente frialdad de ver un concierto de estas características sentado en una butaca.

Los vallisoletanos mostraban su usual repertorio basado en su primer disco, post-rock contenido y con una sensibilidad latente, lo que consigue un sonido lo suficientemente acorde con los estándares del género, pero siendo propio, y acorde con su lugar de origen. Los Mogwai de la meseta, parecen cada vez más afianzados, tras una larga gira que aún no ha acabado y que sigue dando que hablar. Su estilo evocador se desarrolla a través de canciones con un recorrido largo, que se encienden y apagan a voluntad: cogen fuerza, la pierden y vuelven a resurgir de manera orgánica y natural. Un concierto planeado como una experiencia y no una sucesión de temas, que funciona realmente bien y que siempre es recomendable. Y es que no es fácil tener que introducir a quién venía después, y Frieda’s Still In Love lo bordaron.

De manera tímida y casi sin mediar palabra salieron Retribution Gospel Choir al escenario, y en ese momento se transformaron completamente. Toda atadura o incomodidad desapareció, para dar paso a un gran espectáculo que más de una vez hizo ponerse en pie al Teatro Cervantes. Completamente basados en las guitarras, y con una vena mucho más rockera que el otro proyecto de Alan y Steve Garrington, Low; son capaces de transmitir mucha intensidad, especialmente en las partes instrumentales, ya que la banda tiene una vocación post-rockera que enlazó ambos conciertos y que consiguió sumar a lo interesante de la velada, una seria impresión de solidez. Esto viene reforzado por la combinación de canciones que realizan, con cortes más breves y de estilo usual, con letras y estribillo, como pueden ser Your Bird, o Workin’ Hard; junto con otros en los que se explayan más y dan rienda suelta a los instrumentos, como es el caso de Breaker, o el final con Take Your Time. El trío, sin prácticamente decir ni una frase durante todo el concierto, derrocha carisma y se ve que disfrutan enormemente con lo que están haciendo, lo cual por supuesto es más que contagioso y fue la estocada definitva a la inicial extrañeza causada por el recinto.

Uno de esos eventos de los que se hablará durante mucho tiempo, y que ojalá sirva como base para seguir cimentando la relación entre la ciudad y los miembros tanto de Low como de Retribution Gospel Choir, así como servir de trampolín a bandas locales con mucho que enseñar. Un aplauso también a los organizadores, a la espera de siguientes ocasiones tan disfrutables como ésta, porque su trabajo duro está sirviendo para mejorar a marchas forzadas la oferta cultural de Valladolid, lo cual siempre es de agradecer.