Yaw.- Malda

El post-hardcore vasco (y en euskera, en muchas ocasiones) siempre ha tenido una considerable garantía. Grandes grupos han salido de aquellas brumas del Norte, algunos incluso abrazando la fama y el favor de la crítica como Berri Txarrak o Lisabö; y otros algo más desconocidos pero igualmente interesantes como Dut (Askatu Korapiloa es uno de los discos nacionales más infravalorados) o los más novedosos Cohen. Más que suficientes para crear una suerte de escuela en la que podríamos destacar al grupo protagonista de esta entrada como alumno aventajado.

Yaw se ubican dentro de esta subdivisión tanto por sonido como por origen y lengua, y su nuevo disco, Malda, no puede llegar en mejor momento. Llevan desde el 2007 trayendo ritmos contundentes, y este año su último trabajo llega entre los algodones del éxito de bandas hermanas como Comadre, Touché Amoré o Defeater, que han saltado a la palestra gracias a la atención de las grandes publicaciones.

Yaw MaldaQue conste que una frase así no significa tachar al disco de oportunista, sino de afortunado, cosas muy distintas. A Malda no deberían hacerle falta tendencias o corrientes que sorpresivamente se ponen de relieve, porque tiene elementos por sí mismo suficientes para atraer la atención y convertirse en una gran experiencia. En cuanto a las comparaciones odiosas, es imposible disociar este disco del debut de Calculator aparecido también este año (que aún no ha aparecido en esta web, pero lo hará) porque ambos pasan como una exhalación, dejando todo destrozado a su paso. La sensación que debería dejar todo álbum de este estilo, a caballo entre el screamo y el post-hardcore.

Ura Edonon arranca como un tifón imparable, que continúa en Pasibitatearen Luxua y Gauez Pentsatzen, una especie de trilogía inicial que muestra el potencial caótico y salvaje de Yaw en su máximo esplendor. El estilo de Yaw es extenuante, no deja respirar, las canciones se suceden sin pausa, sin tregua, desmontando poco a poco al oyente hasta dejarle a su completa merced. Unos de los pocos remansos de paz en Malda aparecen en Sistema Bost Hitzetan, Ezkatu Mapa y Kontraesana Naiz, y desaparece con la misma fugacidad que llegó, arrastrado de nuevo por la corriente de una batería potente, unas guitarras atronadoras, y una voz omnipotente y rota como hilo conductor de este frenético viaje. Si bien es cierto, hay que puntualizar que la segunda mitad del disco es menos contundente que la primera, pero de una forma relativa porque la agresividad que despide este álbum en su conjunto es de las más evidentes que se hayan visto en un tiempo, al menos en este blog; sin tener nada que envidiar de las formaciones de screamo más auténtico, pero sin renunciar a los ritmos enrevesados y sofocantes del post-hardcore.

Una auténtica sorpresa, que confirma todos los puntos prometedores que aparecían en el EP Australia, y que les encumbra a ese raro Olimpo de bandas de la escena nacional que destacan en un género que, a pesar de contar con grandes nombres, no es lo suficientemente prolífico en cuanto a las formaciones que se dedican a ello en cuerpo y alma. Además, y como valor añadido, ha salido en una edición muy cuidada gracias al sudor, sangre, lágrimas y a pesar de todo, ilusión y esfuerzo conjunto de  Auge Records, Caleiah, Desert Pearl Union, Radix Records, La Agonia de Vivir y We Are The Daughters; de los que siempre se esperan grandes cosas y nunca fallan. Una apuesta segura para dejarse la garganta y desgastar las zapatillas en 2013.

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