Riguroso Directo: Intro Music Festival (Valladolid, 8 y 9 de Noviembre)

El planazo del invierno, rezaba la promoción y el consiguiente hashtag. Un buen precio y algunos de los artistas y bandas más conocidas de esos grupos nacionales a caballo entre lo independiente y lo comercial. O no tan a caballo.

Sin apenas promoción en los medios, a través de una cuenta de Twitter, y gracias a la difusión por Facebook y por el boca a boca, se fue haciendo grande, congregando una audiencia espectacular, tanto de público de Valladolid, como de fuera (alrededor de 4.800 personas se desplazaron para el evento, por lo visto). Sin duda, todo un éxito de asistencia que prueba de nuevo la popularidad de los planes «de festival» en el momento actual.

Intro Music FestivalAhora bien, no es oro todo lo que reluce, y a pesar de que las impresiones recibidas del Intro Music Festival en términos generales sean positivas, siempre caben una ciertas puntualizaciones.

España, como diría Bart Simpson de Libia, es «un país de contrastes». Aplicable a todo, además. La siguiente comparación no pinta mucho en un blog de música, pero es bastante clara. Ahora mismo, la Liga de fútbol se disputa entre dos equipos grandes, mientras que el resto lamentablemente son meras comparsas que hacen lo que pueden por llamar la atención, en muchos casos sin éxito. Esto mismo sucede con el llamado indie nacional: existen un Olimpo de grupos que gozan de gran popularidad, y que, hablando en plata, lo petan vayan donde vayan, con precios considerablemente altos en sus conciertos fuera de festivales (no olvidemos los 25 euros por ver a Love Of Lesbian en la Cúpula del Milenio). ¡Incluso tienen groupies! Me afectó enormemente ver a chicas cogidas del brazo, con la cara pintada y visiblemente excitadas por ver a Supersubmarina, que han subido como la espuma en los últimos años y que han llegado incluso a ser banda sonora de Gandía Shore (siempre hay que poner este detalle). Mientras tanto, muchas otras dan shows por 5 -6 euros, o incluso la voluntad, teniendo que recurrir a crowdfunding y demás alternativas. Ni mejores ni peores, para mantener una apariencia de objetividad, pero con un alcance muy distinto.

También es verdad que hay casos como el de Izal, cuyo primer disco ha sido todo un señor pelotazo y fue autoeditado, recurriendo también al crowdfunding para el segundo. Un modelo de negocio honesto y cercano para una banda que está teniendo presencia en todos los grandes festivales y codeándose con los grandes. También es difícil echarles en cara la fama a los ya mencionados Love Of Lesbian, teniendo en cuenta lo tarde que les ha llegado el éxito, con la dilatada trayectoria que tienen, peinando canas todos los miembros de la banda; o a Iván Ferreiro, que quedó como toda una figura con Los Piratas y ahora investiga vías más convencionales. En esta disyuntiva se sitúa el Intro Music Festival, y aunque ha sido capaz de dar grandes momentos también había una sensación artificial de fondo, de producto prefabricado.

Entrando algo en materia para que este texto sea propiamente una crónica, debo reconocer que el viernes no fue muy de mi agrado. No pude llegar a la sesión de tarde de Processed Beats Dj ni al concierto de  Cyan (motivos de trabajo, no de interés, que conste), y de Iván Ferreiro sólo me parecen realmente interesantes sus antiguas canciones, y le enmarco dentro de los artistas españoles que se sumaron al carro de Nacho Vegas, compartiendo todos estilo y estética, lo que crea una impresión de poca originalidad y hastío. Para gustos los colores y esto es meramente una opinión, pero no es santo de mi devoción; así como tampoco lo son Supersubmarina, el plato fuerte de esa noche. Se confirman como un fenómeno de masas, y un gran reclamo para cualquier festival que quiera poner su nombre en letras mayúsculas. Indie rock tirando a blandito pero con pose de estrellas de lo alternativo e «indies acérrimos» (en sus propias palabras, en el llamamiento que hicieron al público), para un conjunto que no acaba de encajar en un estilo propio y se encuentran en el limbo de las modas y las tendencias. Para finalizar, Eme DJ cerró la noche con una sesión bastante competente, en su línea, y por suerte alejada de esa rara y decepcionante actuación con músicos y cantantes que hizo este verano en el Sonorama, un experimento fallido que no la hizo ningún favor.

El sábado mejoraba la cosa con unos Izal entusiastas, divertidos y humildes. Sin grandes alardes presentaron su nuevo disco, recordaron las canciones más conocidas de su debut y confirmaron las buenas señas que daban en el Sonorama. También pudo verse que el segundo álbum va a tirar más hacia lo eléctrico que lo acústico, y que va a ser algo más intenso y menos intimista. En todo caso, una gran manera de abrir la noche después de la temprana sesión de Cheese & Bacon DJs en la que no faltó el Jägermeister, otra constante en cualquier show de Djs actual, que se ha convertido en un tópico algo manido ya. Corizonas, por su parte, continúan con su espectáculo con pantalla y vídeos incluídos, con sus versiones imposibles (impagable el final con Danger! High Voltage! de Electric Six) y sacando jugo a ese gran disco que fue The News Today. A la espera de nuevo material por parte de la banda-que-en-realidad-son-dos sigue siendo una grata experiencia verlos en vivo. Love Of Lesbian repiten fórmula con un concierto mitad sentimental y melancólico, y mitad divertido y desinhibido. No les faltan ganas, y aunque me ubique bastante lejos de las considerables filas de sus fanáticos, hay que reconocer que no les pesa la edad y derrochan simpatía. La combinación entre sobriedad y calma al principio, contrastando con el cachondeo final, logra que su concierto se haga ameno  y pueda llegar a gustar hasta a aquellos que en principio no les miramos con buenos ojos; a pesar de que a la paella no se le eche cebolla, y siga estando feo cantar en inglés porque te lo mande una marca de cerveza. Ponían el punto y final a la noche Les Castizos, los enésimos DJs con actitud, fácilmente señalados como clones de Zombie Kids y a la sombra de su éxito. De nuevo, Jägermeister de por medio y mezcla de electrónica con canciones más asequibles, facilón y bailable (no lo voy a negar) pero sin mucho fondo, ideal para tener ganas de salir después del evento, o estar lo suficientemente reventado para coger la cama directamente.

Es positivo que se popularicen este tipo de festivales, y más aún que sean tan aclamados, especialmente en ciudades como Valladolid, que poco a poco y a pesar de las trabas puestas por su propio alcalde van despertando musicalmente. Por lo tanto, y desde Frog The World, aunque nos veais llorar, patalear y quejarnos amargamente porque somos «indies acérrimos» (lo vais a ver repetido hasta la náusea), hay que alegrarse de que estas actividades calen y tengan un buen recibimiento, porque es lo que acaba abriendo la puerta a una mayor variedad, y a que un mayor número de grupos recalen en esta ciudad. Felicitaciones a la organización del Intro Music Festival, y a ser posible, que la próxima vez dejen la plancha de las hamburguesas fuera del recinto principal para que no huela a grasa animal todo el rato. Si hubiera estado Morrissey le habría dado un ataque a su ajado corazón. Porque siempre queda bien despedir una crónica medianamente seria con un detalle así de intrascendente.

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