En la última entrega de esta sección que dedicamos al post-rock aparecía la vertiente más épica, espectacular y grandilocuente con bandas com God Is An Astronaut, Exxasens y Collapse Under The Empire. Estas bandas no son ajenas al uso de teclados y sintetizadores; y es en esa faceta más electrónica en la que fijamos nuestra atención en esta entrada; en un momento en que este tipo de sonidos disfrutan de una gran popularidad
Gracias a la extensión del término EDM y el ascenso de los DJs como grandes estrellas, parece que es obligatorio tener un cierto gusto por este tipo de música, aunque para muchos era algo bastante lejano a nuestros intereses. Es gracias a grupos como los presentes hoy, con elementos de distintos mundos y una tendencia a lo experimental, que la electrónica se diversifica y sabe alejarse del mundo de raves, pistas de baile y ritmos facilones, llegando a tipos de público más diversos.
Boards Of Canada.- Tomorrow’s Harvest
En las listas de final de año que ya van asomando la cabeza está siendo uno de los más mencionados. El dúo escocés lleva desde los finales de los 80 – principios de los 90 activo, aunque sus lanzamientos han sido considerablemente espaciados. Una de esas bandas que aunque vienen y van siempre están allí, y con una amplia legión de seguidores, nacidos en otro momento de auge de la música electrónica, y hermanados con formaciones tan míticas como Aphex Twin.
Parece que el descanso desde su último lanzamiento les ha sentado bien (su anterior disco, The Campfire Headphase, data de 2005) y vuelven con sus característicos tonos ambientales, suaves y en ocasiones prácticamente imperceptibles. Un viaje a través de diversas variedades del mismo tono, para un disco monocromático que transpira trabajo y esfuerzo, muy conceptual, y por lo tanto, denso y difícil. A pesar del evidente esfuerzo de Boards Of Canada por hacer algo distinto y a la vez sólido dentro de su carrera, crean algo que si en un principio sorprende por ser diferente a todo lo demás en el panorama actual, a la larga acaba sonando reiterativo y haciéndose anodino. Destacan, sin embargo, por su intención de dar variedad a Tomorrow’s Harvest, la evocadora Telepathy, la épica Cold Earth o la más convencional Palace Posy; pero por su larga duración y estructura reiterativa, estamos ante uno de los bluffs del año, uno de esos discos sobrevalorados por las grandes publicaciones, porque está bien y es recomendable, pero al fin y a la postre, no es para tanto.
Fuck Buttons.- Slow Focus
Fuck Buttons no comparten la dilatada carrera de Boards Of Canada, pero en el lustro que llevan activos han arrasado como un elefante en una cacharrería, causando ruido tanto en sus álbumes como en los escenarios, y en las publicaciones de todo tipo. Electrónica post-rockera, densa, potente e imaginativa.
Slow Focus varía algo del estilo de la banda, algo menos desatado que en su anterior álbum, más contenido y por ello aún más paralelo tanto al post-rock como al space rock, dos de sus principales inspiraciones. Es su disco más oscuro hasta la fecha, agobiante y opresivo; alejado del caos enérgico de sus anteriores creaciones, como era el caso de Tarot Sport, especialmente con la luminosa Olympians. Brainfreeze o The Red Wing son capaces de erizar el vello, crear sensaciones difíciles de mantener, y en una primera vuelta, Slow Focus puede atragantarse por estas razones. Pero es un mal rato que merece pasar, como si se tratara de una película de terror o un thriller extremo. Year Of The Dog, o Sentients, también hacen pensar en esta lucha contra lo desconocido, enfrentarse a la incertidumbre a través de esos ritmos que no concluyen, y que en ocasiones se reiteran dejando al oyente desvalido y sin saber qué forma va a tomar la canción. Slow Focus es envolvente, agresivo y sin piedad, pero también un salto al vacío que merece la pena tomar. Sólo para valientes.
65daysofstatic.- Wild Light
Sin duda 65daysofstatic es un grupo prolífico, que siempre ha buscado constantemente nuevas alternativas a su sonido, desde post-rock con toques de screamo (The Conspiracy Of Seeds, en The Destruction Of Small Ideas) hasta una vertiente más bailable y convencional, como fue la dirección tomada en su anterior álbum, We Were Exploding Anyway. Su nuevo trabajo vuelve a una línea más purista, algo más clásica, pero con su particular toque frío y aséptico.
La combinación de guitarras con ritmos electrónicos y esquemas complicados a la vez que efectivos sigue siendo su gran fortaleza, y está claro que la ejecución y planteamiento de los temas es impecable. Por desgracia, al optar por una línea algo más mixta entre sus inicios y su último álbum, al no posicionarse, Wild Light queda como un trabajo que no acaba en su totalidad de destacar, o de distanciarse de otras bandas (los ya mencionados God Is An Astronaut y Collapse Under The Empire, por mencionar dos ejemplos). A pesar de esta excesiva frialdad y poca personalidad del álbum, sigue teniendo buenos momentos como los teclados más sensibles de The Undertow o Taipei, las que se ciñen más a sus sonidos originarios como Blackspots o Unmake The Wild Light, o la vertiente más abiertamente electrónica de Prisms. En la variedad está el gusto y está claro que 65daysofstatic tienen talento y versatilidad para rato, pero a veces es mejor arriesgar y ganar, que no hacerlo y quedarse a medias. Un disco que sabe a «más de lo mismo» y que no acaba de convencer después del sorprendente (para bien o para mal) We Were Exploding Anyway.