La primera reseña del año viene de la mano de un disco tan inesperado como bienvenido. Cuando oí el disco de debut de California X, algo en mi interior me decía que aquello iba a ser flor de un día, un «fue bonito mientras duró». Una de esas bandas que te enamora, rayas su disco miles de veces y nunca jamás se vuelve a saber de ellas, quedando en tu memoria como algo tan intenso como fugaz. De esos grupos que invitan a decir a tus amigos: ¿te acuerdas de California X? Menudo discazo… pero ahí quedó la cosa.
Sin embargo, y como en tantas otras cosas, me equivocaba. 2015 abre sus puertas con Nights In The Dark, el segundo disco de California X, que a pesar de no sorprendernos con nada rabiosamente nuevo, sabe agradar ahondando en lo mostrado en sus fantásticos inicios, mostrando una evolución sin duda positiva. En aquella entrada de 2013 hablábamos de bandas míticas del pasado (como Dinosaur Jr., Hüsker Dü o Superchunk) a las que deberíamos añadir a fecha de hoy otros pesados pesados como Mudhoney, Nirvana o Soundgarden. En cuanto a bandas amigas pero sin embargo rivales, de nuevo nos tenemos que referir a Wavves, JEFF The Brotherhood o Metz, pero sin olvidarnos de otras igualmente atractivas como Speedy Ortiz o Japandroids.
Dicho esto, y habiendo centrado los pilares del sonido de California X, ¿qué podemos esperar de su nuevo disco y cuánto de esto se refleja en él?
Como podéis ver, de entrada, una portada digna de acabar entre las más desafortunadas de este año. Aún así, realmente no hay que dejarse llevar por su feo envoltorio, y desde el principio Nights In The Dark sabe proporcionar lo que espera quien conociera anteriormente a la banda. Desde la primera canción, aquella que da título al álbum, vemos que el revival noventero es uno de sus principales puntos. Ahora bien, no el único, y ésa es una de sus fortalezas, y a pesar de que en líneas generales este disco pueda calificarse ligeramente de un «más-de-lo-mismo», no está exento de novedades y de nuevos trucos.
De nuevo, y tras un rápido vistazo, el tono es mucho más tranquilo que su primer álbum, centrándose más en lo que podríamos llamar un mid tempo, más centrado en la melodía y el desarrollo de las canciones, que en ser rabioso y enérgico. Deja a un lado parte de su toque punk para centrarse más en su vertiente grunge (o, para ser más concretos, post-grunge). Prueba de ella son canciones como Red Planet o Hadley, MA. No pueden olvidarse otros temas más rápidos y furiosos como Blackrazor Pt. 2 o el arranque de Summer Wall Pt. 2, pero aún estos cortes tienden a tener una estructura compleja con más momentos instrumentales y altibajos en el ritmo. De hecho, el punto metalero que ya se intuía en su inicial trabajo (con aquel término acuñado de sludge pop) queda mucho más claro en Nights In The Dark, incluyendo momentos que animan a sacudir con fuerza la cabeza. Otra prueba indudable de esta profundización en la estructura y composición son las introducciones que tienen gran parte de las canciones, que muestran una técnica depurada y ganas de avanzar y perfeccionar el tratado de cada corte. La mayor evidencia de esto se encuentra en Garlic Road, puramente instrumental, y ayudada por teclados. Nights In The Dark deja poco al azar, y se revela como un disco pensado y mimado.
¿El veredicto final? Como no podía ser de otra manera, buen disco y buenas ideas. Se refleja en él, en mayor o menor medida, todo aquello que nos gustó del primero; y se ahonda en otras ideas que inicialmente sólo andaban de paso. Se echa de menos algo más de garra y algún otro tema con vocación de hit, pero a California X no se les puede negar su calidad, técnica y ganas. No todos los años se empieza con un disco tan agradable y en cierto modo inesperado, por lo que por lo pronto, no hay queja que valga, y que esta banda intermitente y algo desconocida nos siga dando alegrías cada cierto tiempo.