Tras haber vivido un tiempo en Italia es difícil no enamorarse de sus extremos. Lo mismo sucede con Milán, una ciudad que sabe aunar lo mejor y peor de un país, donde se encuentran exacerbadas sus virtudes y amplificados sus mayores defectos.
Irse desde Valladolid hasta Milán para ver a Mineral tal vez no sea la mejor de las ideas, y en cualquier cabeza cabe que algún obstáculo te puedes encontrar en un viaje así. Lo que no es de recibo es que a dos semanas de ser el concierto lo cambien a una sala mucho más pequeña (lo cual es razonable), pero que ésta se encuentre a unos 40 kilómetros de Milán y la organización se desentienda completamente del asunto. Un escollo que tocó esquivar de la mejor manera posible, y que incluso disuadió a algunos de hacer el viaje y ver a la mítica banda. Otros decidimos poner al mal tiempo buena cara, y hacer todo lo que estuviera a nuestro alcance para disfrutar del concierto.
Las perspectivas mejoraron cuando nos contaron que en la nueva ubicación del concierto habían tocado bandas como Melvins o Nirvana, y que tenía fama por tener un sonido fantástico. Por desgracia, nuestros renovados ánimos no consiguieron que llegáramos a tiempo de ver a Solemn Sun, los teloneros. Algo que realmente duele, porque siempre hay que tener consideración a las bandas que abren para el gran nombre, pero en este caso y dadas las circunstancias, fue imposible llegar antes a nuestro destino.
En fin, esto es una crónica sobre Mineral, y llega ya el momento de hablar de su directo. Sobrios en su actitud hasta el extremo, y prácticamente sin mediar palabra, dieron un concierto intenso y realmente emotivo. Es realmente destacable el contraste entre sus escuetos saludos al público y su nula interacción con éste, con la energía y sentimiento que ponían en cada uno de sus temas. Es obvio que cuando alguien va a un concierto de un género que se autodenomina «emo» es lo que busca, pero sorprende cuando es patente que, sólo a través de las canciones y sin ningún tipo de exceso o triquiñuela, se puede conseguir una experiencia emocionante y conmovedora.
El directo de Mineral comienza, como no podía ser de otra manera, con Five, Eight And Ten, seguida de Gloria y Slower. Tremendo inicio, ya que a pesar de que la banda sólo cuente con dos álbumes, han hecho un gran trabajo seleccionando sus temas más emblemáticos, aunque se hayan dejado Dolorosa en el tintero. No es cuestión de poner el setlist completo, pero cortes como February, SoundsLikeSunday o Unfinished conseguían que no existiera un momento de aburrimiento. Sin embargo se lleva la palma el final con &Serenading seguida de un bis con LoveLetterTypeWriter, Palisade y Parking Lot como colofón. La técnica de la banda es más que notable, fallando sólo en algunos momentos la voz de Chris Simpson, que a pesar de que se dejaba la piel y la garganta, no llegaba a los tonos más altos. Sin embargo, nada se puede reprochar de su calidad como músicos, dado que la parte instrumental sonó fuerte y sólida, haciendo las delicias de los asistentes.
Toda una experiencia, y un auténtico lujo poder ver en directo el sonido de una banda con auténtica solera, con una reputación más que merecida y labrada a base de directos intentos y sentidos como éste. Y como prueba definitiva, el hecho de que mientras escribo esto, se me pone la piel de gallina pensando en los últimos compases de Parking Lot.