En Frog The World somos más de Hardly Art que de Sub Pop. Siempre nos gusta apostar por lo novedoso, minoritario y escondido. Hasta cierto punto es nuestra forma particular de apostar por el caballo famélico que acaba siendo ganador. Y como todo riesgo, tiene altas recompensas. En este caso, hacer más caso a la hermana pequeña de una de las grandes discográficas independientes no significa bailar con la más fea, sino conocer de primera mano proyectos novedosos, frescos e innovadores, destinados a llamar la atención en un futuro próximo.
Esta vigilancia a los lanzamientos de discográficas algo más ocultas que sus hermanas mayores da sus frutos con más frecuencia de lo usual. En este caso particular, el nombre del premio es Colleen Green, la chica de las eternas gafas de sol, y de estilo indescriptible, a partes iguales entre el rock alternativo a lo C86, el stoner, el pop chicle y el lo-fi.
No estamos ante su primer trabajo, ya que anteriormente, además de una variada serie de EPs y algún que otro cover, Colleen Green tenía en su haber dos discos de larga duración, Sock It To Me y Milo Goes To Compton, ambos dentro de un corto periodo de tiempo, con temas tan destacados como Taxi Driver. Es agradable ver la inquietud y creatividad que se respira en su obra, y que desde los propios títulos de sus álbumes hay referencias a Descendents, y que esta artista profesa un gusto destacado por el punk pop. Este tercer trabajo está siendo mucho más mediático, y tiene todas las papeletas para ser su puente a un público más amplio.
Sin embargo su música poco tiene que ver con este género, salvo en el tono ácido y crítico de sus letras, que pueden llegar a tener un fondo amargo y existencialista, pero sin renunciar a momentos desenfadados y con dosis de humor. Es curioso ver como en el mismo álbum conviven canciones como I Want To Grow Up, Pay Attention o TV con Deeper Than Love, Wild One o Some People, y a la vez, con temas tan personales, pero con vocación universal, como las dos partes de Things That Are Bad For Me o Grind My Teeth. Temas como las relaciones personales, el combo expectativas-ansiedad o la crisis de los 30 (la edad de Colleen Green, casualmente) hacen que este álbum pueda servir de espejo para muchos, por su cercanía y su capacidad para empatizar.
En el aspecto musical tampoco se queda corto. Colaboran en él músicos destacados como Jake Orrall de JEFF The Brotherhood y Cassey Weissbuch de Diarrhea Planet, y la verdad es que su presencia se hace notar en unos riffs de alta calidad y unos ritmos sobresalients. Es realmente difícil describir en pocas palabras el estilo de este álbum: tiene algo de los temas más rockeros de Garbage, algo de pop C86 a lo Veronica Falls, lo-fi de nueva cuña, la cadencia del fuzz y de la cara stoner de Ty Segall… y todo entremezclado de la manera más natural posible.
Interesante, ecléctico, variado y sorprendente: cuatro adjetivos a los que debería aspirar cualquier artista, y en este caso todos se ven reflejados a lo largo de los diez cortes de I Want To Grow Up. Collen Green no goza de una carrera demasiado larga, pero sí de tres álbumes muy prometedores, con un tercer lanzamiento que demuestra ambición, trabajo duro y creatividad a raudales. Una apuesta con muchos posibles para el presente año.