Tres nombres propios como protagonistas de esta entrada. Un triplete de propuestas personales y diversas, como no podía ser de otra manera, de unos artistas que no pueden ser más distintos. Ése es el único nexo que une a los tres nombres propios que encabezan este texto: del folk más íntimo a la experimentación a aires post-grunge, de las letras sentimentales y profundas al humor cáustico y socarrón.
Además, hay que añadir a todo esto que dos de los álbumes son debuts, aunque uno de ellos sea de un artista con más de diez años de carrera en una de las bandas con más visibilidad a nivel actual. Novedades, escisiones (temporales) y un esperado regreso, para completar un cartel tan ecléctico como apetecible:
Will Butler.- Policy
No debe ser fácil sacar un proyecto en solitario siendo miembro de Arcade Fire. Y menos aún si, aparte, eres el hermano de su cabeza visible, el cantante Win Butler. Compartir apellidos y prácticamente nombre, puede jugar a tu favor a la hora de conseguir visibilidad y promoción, pero a la hora de la verdad, si quieres destacar, se acaba convirtiendo en un peso muerto del que hay que desprenderse cuanto antes.
Will Butler consigue una serie de cosas en su álbum en solitario, cada una con su importancia y su nivel de dificultad. En primer lugar, logra distanciarse del sonido de Arcade Fire, sin realmente hacer algo diametralmente distinto. Cambia modernidad por tradición, y el artificio por la autenticidad, haciendo una música que puede parecer más mundana, pero también menos frívola y más accesible. Los aires new wave y los sintetizadores dejan paso a influencias del rock clásico y ligeros toques de blues, bluegrass y americana, para conformar un álbum actual pero con sabor añejo y gamberro. También hace que a las pocas canciones te olvides de su apellido y antecedentes, y te dejes llevar por lo que oyes. El problema, la fórmula, a pesar de su correcto funcionamiento y su entusiasmado arranque (Take My Side y Anna, un gran inicio, o la bailonga y coreable Witness), acaba por agotarse (los cortes con piano son bastante anodinos), dejando a su primer trabajo con un regusto algo monocromo. Entretenido, interesante y fresco, algo que como inicio, no pinta nada mal.
José González.- Vestiges and Claws
El tercer disco del cantautor sueco de nombre español-latino es una caja con pocas sorpresas pero bastantes alegrías. En esta página no solemos hacer demasiado caso a discos de cantautores, pero en el presente caso, estamos contentos de haberle dado una oportunidad. José González se ha labrado un nombre a base de trabajo, grabaciones cuidadas a pesar de ser prácticamente caseras, salvo algunos arreglos, y unas letras minimalistas y simples, pero cercanas y nada pretenciosas.
Vestiges & Claws no deja de ser una nueva remesa de buenas canciones, bonitas, y cargadas de sentimiento. Esto es importante, porque la capacidad de transmitir sensaciones de éstas a pesar de su simpleza, es la clave del mérito tanto de este álbum como de su autor. Es difícil no identificarse con canciones como Stories We Build, Stories We Tell, pensar en lo divino y lo humano con Leaf Off/The Cave o dejar pasar los calmados compases de Afterglow te transfieran una sensación de melancólica paciencia. Uno de esos discos de folk para aficionarse al género, y a un artista que ya nos había dejado canciones tan disfrutables como las ya icónicas Stay Alive y Far Away. A veces con lo mínimo se pueden hacer grandes cosas, y Vestiges & Claws es la prueba definitiva de ello.
Courtney Barnett.- Sometimes I Sit And Think, And Sometimes I Just Sit
El humor ácido y cáustico es la seña de identidad de Courtney Barnett, elementos que se hacen ya presentes desde la ridícula portada de su álbum y su absurdo título. La paradoja es que, a pesar de dar esta importancia al componente humorístico, en el apartado musical prima la seriedad y el trabajo duro: rock garajero, psicodelia, post-grunge, pop con mala leche… todo cabe en el particular universo de esta australiana, que explora distintos géneros y estilos a lo largo de once cortes soprendentes y variados.
Suele ser una buena señal cuando un disco de debut recibe la atención que está recibiendo este Sometimes I Sit And Think, And Sometimes I Just Sit, pero es que en este caso particular hay un buen montón de razones para ello. Desde la indiscutible Pedestrian At Best, una sátira de los problemas actuales, una canción fruto de la crisis y sus ineludibles efectos, la divertida Aqua Profunda!, pasando por la balada country Depreston y finalizando con la amarga Kim’s Caravan, en el álbum de Courtney Barnett hay algo para cada uno. Ahora bien, como en todos los trabajos con una diversidad tan apabullante, el problema suele pasar por la falta de profundización en cada palo de los que se tocan. Pero como es habitual decir, eso será una historia para otro día, y un reto al que tendrá que enfrentarse Courtney Barnett en su próxima aventura. Por ahora, nos quedamos con su mal café, su capacidad crítica y su visión sarcástica del mundo en que nos ha tocado vivir.