A esta entrada le pega mucho empezar con la mítica frase de Samuel Johnson, en la que describe la música como el menos desagradable de los ruidos. A pesar de su contundencia y aparente desprecio a una de las grandes disciplinas artísticas, puede aplicarse de modo jocoso a las tres bandas protagonistas, auténticos apóstoles del ruido.
A Place To Bury Strangers, Lightning Bolt y Metz comparten el gusto por los sonidos fuertes, abrumadores, caóticos y, en definitiva, ruidosos. Cada uno con su estilo particular, y su manera de definir el estruendo como arte. En definitiva, un artículo nada recomendable para jaquecas, resacas o vecinos tiquismiquis.
A Place To Bury Strangers.- Transfixiation
Es curiosa la buena reputación y alcance de esta banda, y su gran éxito a la hora de moverse con fluidez entre varios mundos, manteniendo relativa buena prensa en todos ellos. A Place To Bury Strangers son un grupo novedoso e interesante para los amantes del post punk, del noise rock, del punk, del shoegaze y de tantos otros estilos que entran dentro de su particular mezcla. Sus tres primeros álbumes fueron toda una sorpresa, y su potencia unida a sus temas concisos llamó la atención de todos los medios.
Sabiéndose ganadores han sacado en 2015 Transfixiation, después del gran éxito que supuso Worship. Sin embargo, ese exceso de confianza se ha convertido en un bloque de cemento que ha arrastrado a su último álbum a los abismos de la mediocridad. Han dejado a un lado su vena creativa y ecléctica, para insistir en su lado más denso, pesado y sí, ruidoso, pero de tal manera que acaba siendo algo ambiental y hasta cierto punto, molesto. Salvan los muebles con algún que otro corte notable como Straight, We’ve Come So Far o I’m So Clean (curiosamente los que más energía destilan), pero comparten álbum con auténticos peñazos como Deeper o Love High y con arranques furibundos pero perdidos e incomprensibles como Fill The Void o I Will Die. Tirón de orejas para la banda, que se posiciona por detrás de otras formaciones contemporáneas del estilo como Iceage o Protomartyr, a la espera de que en su próximo disco recuperen el norte.
Lightning Bolt.- Fantasy Empire
El dúo de Rhode Island siempre es bienvenido, de entrada. Un nuevo disco de estos aventureros del noise es una buena noticia, se mire por donde se mire. Su capacidad para sacarse de la manga ritmos gruesos, de brocha gorda, pero sorprendentes y poderosos, sigue siendo asombrosa y Fantasy Empire es la viva prueba de ello.
Lightning Bolt significan caos, ritmos sincopados, violencia y agresividad. Y aún así, logran adquirir un carácter entrópico, dado que si uno escucha con atención sus temas, puede acabar vislumbrando un cierto patrón en el desorden. Por esta razón sus discos son tan disfrutables, invitando a volver a ellos una y otra vez. The Metal East ya apunta maneras de un trabajo lleno de momentos desatados y liberadores, como King Of My World o Dream Genie, pero que deja lugar al misterio y al oscurantismo, de la mano de Mythmaster o la breve pero extrañísima Keep The Lantern Lit. Incluso hay alguna progresión infinita, como es el caso de Horsepower. Creación, locura, desenfreno y adrenalina para el nuevo trabajo de una banda tan difícil de definir como fácil de alabar.
METZ.- II
Ya hemos hablado en esta página muchas veces de la dura prueba que supone sacar el segundo álbum para la mayor parte de las bandas. Más aún si es tras un gran éxito, aunque levantar un sonoro fracaso también suponga un reto. Los canadienses METZ saborearon las mieles del triunfo en 2012 con un disco brutal, descarnado, incómodo y adictivo. ¿Daría la fórmula para una segunda venida?
El primer single del segundo álbum (y tema de apertura de II) prometía más de lo mismo, pero bien hecho. Acetate tenía garra y mala leche, y aunque era un producto de la fórmula del primer disco, no sonaba repetitiva ni descafeinada. METZ se han tomado su tiempo para crear canciones con mordiente, que inviten a mover la cabeza y fruncir el ceño, mientras llaman la atención por su estructura, cambios de ritmo y potentes guitarreos; como es el caso de Landfill, Nervous System o la salvaje Eyes Peeled. Incluso aciertan con los toques de post punk en cortes como Spit You Out o Wait In Line, algo más densos, pero nunca aburridos. Lo mismo sucede con Kicking A Can Of Worms, donde los canadienses estiran al máximo su sonido abrasivo y arrollador. Un cóctel molotov destinado a quemarnos los tímpanos en 2015, pero como bien dice el refranero, sarna con gusto no pica.