Lo bueno de esta entrada es que va a ir de peor a mejor. Lo malo es tener que hacer esa afirmación partiendo de los tres nombres que aparecen en su título. 2015 está siendo un año de grandes regresos, pero también de resultados irregulares: alegrías por sorpresa, sonoros chascos e, inevitablemente, obviedades que estaban cantadas.
Los protagonistas de hoy no son los únicos que han decidido presentar un disco de estudio este año, y hay muchos más ejemplos, pero este trío, en concreto, está formado por tres bandas más que consolidadas, y prácticamente pilares indiscutibles del indie rock actual. Todas ellas han decidido lanzar sus nuevos álbumes en un espacio de tiempo bastante reducido, consiguiendo que se cumpla la máxima de que las comparaciones son odiosas.
Modest Mouse.- Strangers To Ourselves
Como ya se adelantaba en el primer párrafo, estamos ante un disco que no ha estado a la altura de las expectativas. Lo peor de todo es que, a pesar de haber sido una decepción sin paliativos, ha conseguido bastante atención de los medios, con la banda siendo protagonista de actuaciones en shows nocturnos allá por los USA, así como de videoclips con presencia de famosos y demás maniobras que son prueba de que Modest Mouse, un poco tarde, han decidido ir a por todas. Como dice el refranero castellano: a la vejez, viruelas.
El problema no es el alcance mediático, ya que en absoluto queremos pecar de talibanes de lo indie, sino lo insulso que es el contenido de Strangers To Ourselves. Cualquier otro disco de esta formación, con la promoción actual, habría tenido muchos más méritos para agradar al gran público. No está exento de buenos cortes (The Ground Walks With Time In A Box, Wicked Campaign, The Tortoise and The Tourist como ejemplos), pero se echa de menos su energía melancólica de otros lanzamientos. Además, carga con demasiadas canciones atípicas que podrían pasar por meros divertimentos (los toques pachangueros de la propia Lampshades On Fire, el homenaje radiofónico Pistol (A. Cunanan, Miami, FL. 1996) o los toques burlescos de Sugar Boats) y algunas otras que, bajo una apariencia sentimental, son directamente aburridas, como Coyotes.
Death Cab For Cutie.- Kintsugi
Death Cab For Cutie quisieron jugar muy duro a una suerte de limbo inverso con Transatlanticism, e inadvertidamente, pusieron el listón demasiado alto para sí mismos. En mi opinión no se puede hablar de Codes And Keys como un disco malo, pero sí templado, carente de la fuerza y mordiente de su trabajo emblemático. Tras un tiempo sin oírse nada de ellos, han decidido volver al ruedo con Kintsugi.
Lo bueno de Kintsugi es que parte desde una posición humilde, pero a partir de ahí, se desenvuelve sorprendentemente bien, creciendo rápidamente ante las miradas acusadoras de aquellos que tenían pocas esperanzas en la banda de Washington. No está al nivel de sus mejores trabajos, pero muestra ilusión, creatividad, y sobre todo, fuerza y ganas. No deja de ser un álbum centrado en los medios tiempos, pero con letras sólidas y sentimientos identificables: la alegría melancólica de No Room In Frame, la contención de Black Sun, las crepusculares You’ve Haunted Me All Your Life y Hold No Guns, la cadencia de El Dorado, o el final ayudado por piano de Binary Sea; ninguna de ellas un himno ni un hit, pero sí buenos temas que invitan a ser revisitados. Un trabajo más que digno, y que supone un nuevo rayo de luz, aunque algo tenue, en la carrera de Death Cab For Cutie.
Built To Spill.- Untethered Moon
Llevo enganchado a esta banda desde que tuve la suerte de verlos en un gimnasio reconvertido en sala de conciertos allá por 2008. No es ningún tipo de récord ni me considero un fan fatal, pero la anécdota merece ser recordada para poner de relieve lo mucho que me impresionó en su día su calidad técnica y su virtuosismo humilde, con composiciones complicadísimas y miles de notas ejecutadas como si fuera lo más normal del mundo. Y lo mejor de todo, que me siguen impresionando a día de hoy por las mismas razones.
Untethered Moon no deja de ser el enésimo ejercicio de la abrumadora calidad de Built To Spill, realizado con su usual carácter apacible, sin darle apenas importancia. Ya desde All Our Songs la banda decide soltarse su cana melena y desatar las guitarras, jugando con falsas calmas y claroscuros. En Living Zoo la canción se va acelerando y creciendo de una manera natural y orgánica, mientras que medios tiempos como On The Way o Some Other Song se mantienen entre las luces y las sombras, sin apenas altibajos, pero variando lo suficiente para conservarse frescas y llamativas. Never Be The Same es todo un arranque de positividad, C.R.E.B es rabiosa y oscura pero contenida, Another Day energía guitarrera sin barreras y Horizon To Cliff pura calma y resignación. Untethered Moon finaliza con So, densa y potente, y con la entretenida y coreable When I’m Blind. La variedad del disco es patente, como puede verse, y aunque haya cortes para todos los gustos, no flojea en ningún momento. Trabajos así justifican lo poco prolíficos que son Built To Spill.