Como bien sabe cualquiera que se pase con asiduidad por esta página, siempre mantenemos un ojo atento a las novedades en el punk y rock de corte garajero, en el lo-fi y demás subgéneros que, por suerte, cuentan con una auténtica avalancha de lanzamientos todos los años.
Sin embargo, lo complicado en estos casos es encontrar lo que merece la pena entre ese gigantesco montón de novedades, y en ocasiones, intentar seguir el ritmo a las bandas que en años anteriores habían presentado propuestas dignas. En la entrega de hoy estamos ante varias situaciones distintas en torno al segundo disco: el de una banda que alcanzó un considerable reconocimiento, el segundo trabajo de un artista prácticamente desconocido que empieza a despuntar, y uno que a pesar de no ser el primero, suena a debut.
FIDLAR.- Too
Es difícil en el caso de FIDLAR (acrónimo de Fuck It Dog Life’s A Risk, para más inri) no acordarse de la reseña de JEFF The Brotherhood que publicamos a principios de año, y como una banda puede perderse en su propio personaje, y acabar siendo víctima de su propia estética y pose. Porque, con la verdad por delante, FIDLAR podrían haber dado mucho más de sí en su primer álbum, y a pesar de sus letras repetitivas y monotemáticas sobre beber de más, consumir sustancias, y no tener oficio ni beneficio, aportaban ideas interesantes y canciones divertidas y frescas.
Lo mismo sucede con Too, si acaso de manera más evidente. Su nuevo álbum empieza con cortes pegadizos, movidos y refrescantes: 40 Oz. On Repeat, Punks y la tremenda West Coast, para posteriormente caer en canciones de relleno, anodinas y con poco que decir, incluyendo alguna broma de mal gusto como la infumable Sober. El final del disco tiene alguna otra perla con Drones, la oscura Overdose y un intento de hacer un himno de rock de estadio, Bad Habits, que sin ser una maravilla cumple su función de entretener con una letra deslenguada y a medio camino entre el orgullo de perdedor y un lamento beat. Una oportunidad perdida de revalorizarse, que supone una pérdida de credibilidad para una formación que realmente sabe hacer buenas canciones, pero que se pierde en sus propios excesos.
Mike Krol.- Turkey
He de reconocer que hasta este año no había escuchado el primer álbum de Mike Krol por puro desconocimiento sobre quién era y a qué se dedicaba. Y si no llega a ser porque Merge Records produce su segundo disco, habría seguido durante mucho tiempo sin tener noticias sobre este artista.
Mike Krol abraza el hecho de ser minoritario y desconocido como lo hicieron en su día The Replacements, tanto con humor como con orgullo. Se jacta de haber vendido menos de 500 copias de su primer álbum y presume de haber grabado su nuevo álbum en cuatro días. Turkey dura 18 minutos y su contenido es prácticamente humorístico en su totalidad (denuncia que le han robado la bicicleta, canta al dolor de pincharse con un cactus, la exclusión y elitismo de la escena musical y, como no podía ser de otra manera, sobre desencantos amorosos) y aún así es capaz de llamar la atención con temas sobresalientes como Neighborhood Watch, Left Out (ATTN: SoCal Garage Rockers) o Save The Date. Al igual que en su debut, I Hate Jazz, finaliza con una suerte de balada bufa, Piano Shit, y pregunta al técnico de sonido si ha sonado «mejor». Esperemos que esto signifique que su tercer trabajo será algo menos apresurado, porque es un artista prometedor, que también daría más de sí si no se pusiera él mismo los límites.
La Luz.- Weirdo Shrine
Si hay un género necesitado de nuevas ideas y de bandas con ganas de innovar es el surf rock, anclado en un mundo de clichés y estereotipos; y La Luz, como su propio nombre indica, vienen a arrojar algo de claridad a un sonido tan agradecido como atascado en el pasado.
La Luz provienen de mundo DIY y aunque ahora estén bajo el manto de Hardly Art, se ve que están acostumbradas a buscarse las castañas. Weirdo Shrine es un disco de claroscuros, lleno de momentos vibrantes, y que se aleja de todos los tópicos del género, creando algo que no quiere romper con la tradición por completo, pero sí darle un fuerte lavado de cara. En la línea actual, toman influencia de la obra de Ty Segall (que ejerce las funciones de productor) y su renovado fuzz para añadirle pulso y mordiente a un surf rock de corte clásico. Canciones como Sleep Till They Die, You Disappear o la bnoita I’ll Be True son la mejor prueba de la intención de la banda de dar un paso al frente y hacer algo novedoso. Un álbum más que digno, interesante, lleno de buenas ideas y canciones emocionantes.