Es difícil no alegrarse cuando una banda que aparece en este blog en su época más temprana crece y medra. Nos ha pasado por suerte varias veces, pero eso no significa que nos cansemos de ver cómo formaciones que podemos considerar nuestras apuestas de futuro llegan lejos.
En el caso de The Saurs, 2015 será un año especial porque debutan con su primer largo, Magic Shape, bajo el manto de El Segell del Primavera Sound, lo cual ya es una considerable garantía, tanto del contenido del disco, como del alcance que puede suponer.
A principios de 2013 reseñábamos su EP Bring Me Fog y nos quedábamos con su estilo desenfadado y sin complejos, sus toques setenteros, y su interpretación gamberra y animada del revival garajero que a fecha de hoy no tiene ganas de parar. La escena de la ciudad condal es un perfecto caldo de cultivo para estos sonidos, y prueba de ello es el álbum que tenemos hoy entre manos.
Con esa idea en la cabeza obviamente tenemos que hablar de Mujeres, erigidos como cabeza oficiosa de un movimiento sin líder y hay que volver a mentar a Aliment como hicimos en su día. Sin embargo, The Saurs tienen suficiente personalidad propia para no depender de otras bandas. Una de las cosas que destaca de Magic Shape es que incorpora elementos novedosos que le emparentan directamente con Ty Segall o Thee Oh Sees, llegando a tener una canción llamada Melting Castle, que ya sea por inspiración o por pura casualidad, comparte algunas de las palabras fetiche de la banda de John Dwyer. Y a toda esta mezcla falta añadir los ecos clásicos que ya se dejaban ver en su primer trabajo, sobre todo en los momentos más psicodélicos, atribuibles a artistas tan históricos e influyentes como The Stooges, The Doors o MC5.
Su primer álbum, a través de sus once cortes, muestra una complejidad que sólo se dejaba entrever en sus anteriores lanzamientos. No pierden su esitlo raudo y directo, pero le añaden nuevos enfoques, sonidos algo más ásperos y acelerados, y un fondo ligeramente amargo. Magic Shape es un disco más agresivo, ambicioso y beligerante.
Es especialmente destacable que Magic Shape retome Ain’t No Deal, uno de los temas más destacados de sus inicios y lo incluya en este primer disco de larga duración. También aparece Close-Up, de su segundo EP, Dry Finger. The Saurs se toman en serio su propia trayectoria y revisitan sus anteriores composiciones, para hermanarlas con sus nuevas creaciones. Destaca la sucesión de la rabiosa Wax Flowers y el medio tiempo de Thursday, la acelerada Came To You, la disonancia buenrollera de Teeth, y como ya adelantábamos, la imaginación al poder de Knife y Melting Castle. No puede quedar sin mencionar The Flaslight, la canción de más duración y con más desarrollo, prueba de fuego de la capacidad creativa y de composición de la banda.
Magic Shape es un debut (en largo, claro está) muy interesante, que demuestra el crecimiento de una banda y una evolución ascendente, de un primer EP sencillo y sin complicaciones a un álbum con más matices, influencias más completas y, como no podía ser de otra manera, buenas canciones. The Saurs consiguen con creces mantener el interés y siguen ostentando el título de importante promesa dentro de la escena nacional.