Como cualquier saga cinematográfica actual, cada año nos toca sacar una nueva entrega de las listas de fin de año, y por supuesto, esto conlleva la necesidad de hacer inventario y darnos cuenta de que doce meses, por suerte o por desgracia, no dan de sí todo lo que deberían.
No vamos a repetir lo bárbaro que ha sido 2015 en cuanto a lanzamientos, ni sobre la calidad de estos, pero la consecuencia inherente es que, al querer abarcar mucho, hay discos que se nos escapan y que no consiguen la reseña que por méritos propios merecen.
Para poner algo de justicia, hemos escogido 15 discos en total que no han pasado por esta página, pero que deberían haber sido protagonistas, al menos, de una entrada. Y hoy, a través de dos entregas, vamos a dedidcarles unas pocas palabras.
Oneohtrix Point Never.- Garden Of Delete. No hace falta decir que en Frog The World, a pesar de nuestros intentos por expandir horizontes, la música electrónica no es nuestro fuerte. Por eso, cuando un disco de este género nos llama la atención, es porque tiene algo especial. Garden Of Delete es una manera tan buena como otra cualquiera de quebrar tu mente e introducirte en un mundo delirante y rocambolesco; una experiencia ácida, contundente y oscura que bebe de muchos géneros y los combina sin esfuerzo y con un atrevimiento experimental tremendo, que nada tiene que envidiar a titanes de estos sonidos como Aphex Twin.
Baroness.- Purple. El imaginario de la música metal, para el profano y para la opinión común, se basa en el cuero, pinchos, calaveras y demás estética, digamos, macarra. Sin embargo, no tiene por qué estar reñido un género, por definición, con unas pretensiones artísticas o estéticas más refinadas. Baroness, tras su durísimo accidente de autobús, regresan con un álbum que roza la perfección técnica, trabajado como pocos, y que a pesar de ser duro y atronador, también consigue dar una impresión de épica preciosista y en definitiva, bonita.
Fuzz.- II. Este año Ty Segall «sólo» ha lanzado tres trabajos: un EP titulado Mr. Face, un álbum de versiones de T. Rex y la segunda referencia con su banda Fuzz. De nuevo, una revisión y lavado de cara en toda regla de los sonidos del rock setentero, en mucha más profundidad que su anterior disco. De hecho, la gran pega de II puede ser su excesiva duración, ya que es un doble álbum, y que a pesar de su evidente calidad y número de temas adrenalínicos y guitarreros, le resta la rotundez que tenía su primera entrega, mucho más concisa, redonda y definitoria.
Dogs On Acid.- S/t. Desde el momento en que nos enteramos de que había ex componentes de Algernon Cadwallader y de Snowing en esta banda nos interesamos por su música. Como no podía ser de otra manera dada la procedencia de sus miembros, indie emo de estilo noventero pero con toques post-grunge que en muchos momentos recuerdan a bandas tan diversas como Archers Of Loaf o a Weezer. Una mezcla fácil de escuchar, fresca y entretenida.
Failure.- The Heart Is A Monster. Aparecieron como ganadores de nuestro Top 10 de videoclips gracias a Counterfeit Sky. Pero no sólo de lo visual vive el hombre, y el regreso de Failure tras 19 años da para mucho más que para una canción. The Heart Is A Monster no es su mejor disco, pero retoma su trayectoria tal y como la dejaron tras Fantasy Planet, recordando por qué a día de hoy se les considera unos héroes por su mezcla entre rock alternativo de tintes espaciales, grunge y hard rock.
Blanck Mass.- Dumb Flesh. Otro disco de electrónica incómoda y oscura, pero también tremendamente interesante. Bajo el nombre de Blanck Mass se encuentra Benjamin John Power, uno de los dos componentes de Fuck Buttons, y su proyecto en solitario, realmente se distancia poco del sonido de su banda principal, aunque tiende aún más a los ritmos nerviosos y claustrofóbicos, en la línea de Slow Focus. Un disco agobiante, complejo y opaco, pero lleno de fuerza y garra.
Ultimate Painting.- Green Lanes. Tras este curioso nombre se encuentran Jack Cooper de Mazes y James Hoare de Veronica Falls, suficiente para captar el interés. Indie rock, folk y psicodelia, que a pesar de no inventar nada, lo que hace, lo hace especialmente bien. Trementdamente fácil de escuchar, delicado, bonitoy y entretenido; dejando la impresión de que, con algo más de innovación y profundización en su sonido en próximas entregas, podría acabar convirtiéndose en algo grande.
Chaviré.- Des Bruits Qui Restent. Tal vez el más improbable de los grupos que pueblan esta entrada, en último lugar, pero no por ello menos importante. Provenientes del emo y screamo de escuela francesa, en la línea de Anomie, Amanda Woodward o Daïtro, con un sonido lleno de sentimiento y autenticidad. Un género cuyo público puede ser potencialmente muy reducido, pero Chaviré retoman la labor de grandes bandas, y que merece ser recordado y escuchado de nuevo a fecha de hoy.