Hay una diferencia sustancial entre las cosas que se hacen de manera forzada y las que surgen espontáneamente y son inherentes a la personalidad de un artista o formación. En el primero de los casos, tarde o temprano se ve el plumero a los perpetradores de la farsa, y en el segundo, se crea una imaginería propia y reconocible, una suerte de bestiario ligado íntimamente a cualquier trabajo de una banda.
¿Dónde encajan Triangulo de Amor Bizarro en esta división? Pues en que han sido acusados de lo primero, y que, con el tiempo y la sucesión de sus trabajos, ha sido patente que encajan en el segundo caso. Su éxito a nivel generalizado con De la Monarquía a la Criptocracia les hizo rozar e incluso traspasar la línea del reconocimiento a nivel mainstream, y hay quien pensó que aprovechaban el tirón de «lo indie» para virar hacia derroteros facilones, pero tanto Año Santo en su totalidad como Victoria Mística borraron cualquier indicio de conformismo.
Tras esta pequeña introducción, hay que abrir la primera salva diciendo que Salve Discordia es el disco más inquieto de Triángulo de Amor Bizarro hasta la fecha: el más variado, el más complejo y arriesgado.
Basta con escuchar su primer corte, Desmadre Estigio, para confirmar que han decidido estirar los límites de su sonido y probar cosas nuevas. He de reconocer que en un primer momento no me convenció en absoluto esta canción. Nunca he sido amante del sonido dub, y aunque la adaptación del sonido ruidoso y distorsionado de la banda a este género tenía bastante valor, no acababa de ver ni la transición ni la gracia del experimento. Sin embargo, puesta en conjunto con el resto del álbum, complemente al resto de temas y, todo sea dicho, funciona perfectamente como introducción. Prueba de ello es que Salve Discordia continua con Gallo Negro Se Levanta, probablemente la canción más potente y guitarrera de este trabajo, jugando al contraste y a la ruptura de estilos desde los dos primeros temas.
Salve Discordia suena a post punk, a shoegaze y dream pop, a ruido y a rock garajero de distorsión y zapatilla. Triángulo de Amor Bizarro juegan sus cartas como nunca y nos enseñan su cara más pegadiza y contagiosa en Baila Sumeria, sus devaneos hacia canciones sencillas pero turbadoras con Barca Quemada y su estribillo con gracieta incluida («cuando te follen las fuerzas»), y su lado más sosegado y contemplativo en temas como Seguidores o Qué Hizo Por Ella Cuando La Encontró (con ese devastador «no vuelvo ni muerta»), la respuesta a la acelerada y rompedora Cómo Encontró A La Diosa.
El tramo final tampoco desluce, sino que consta con dos de las canciones más adictivas del álbum: Nuestro Siglo Fnord (referencia a una de las inspiraciones del álbum, el discordianismo y la conspiranoia de los Illuminati) y Luz Del Alba. Euromaquia es sin duda divertida, pero queda como un corte rápido más, sin demasiada trascendencia, principalmente por ubicarse entre dos de las más destacadas de Salve Discordia. O Salve Eris marca el final del disco, con ritmos incómodos, nerviosos y opacos, que acaban por explotar de manera salvaje y alocada. Una explosión controlada como punto y final de su último trabajo.
Como siempre, las letras son un aspecto destacado del disco, con un equilibrio entre lo violento y macabro con lo poético y críptico. Chocante, combativo, cargado de emoción y con ese aire oculto y oscurantista que, como decíamos al principio, se ha convertido en su sello personal. El juego de voces de Isabel Cea y Rodrigo Caamaño sigue en plena forma, y la parte instrumental se muestra más versátil, variada y hábil que nunca.
Triángulo de Amor Bizarro se confirman, de nuevo, como una de las bandas punteras de la escena independiente nacional, conscientes de sus propias rarezas, orgullosos de éstas, y hambrientos por ampliar sus límites y desarrollar su sonido siempre más allá de sus anteriores trabajos. Conjuga con mucha facilidad las canciones sencillas y directas con la complicación y densidad de otras, con un incomformismo aguerrido y valiente en todos los aspectos posibles. Salve Discordia está configurado para causar revuelo y para levantar ampollas en 2016, para soprender y para enganchar.