En esta entrada, además de hablar de un concierto al que tenía muchas ganas, voy a dar dos buenas noticias: la primera y más evidente, el retorno del Colectivo Contrafrioyniebla, lo que promete una buena remesa de planes interesantes para los próximos meses; y la segunda, la existencia (que hasta el sábado desconocía) de un bar donde se organizan conciertos, y que además suena más que bien.

El concierto en sí también prometía bastante: después de un año y medio sin poder tocar en su ciudad natal, Frieda’s Still In Love retornaban a un escenario vallisoletano trans un lapso de tiempo demasiado largo, acompañados de Viva Belgrado, una banda de post-hardcore nacional que tras el celebrado Flores, Carne creó un disco tan completo como ambicioso, Ulises, que les ha llevado por toda la península y por todo tipo de festivales, incluyendo el Primavera Sound.

Probablemente Frieda’s Still In Love sean el grupo que más veces he cubierto en directo, pero la verdad es que llevaba mucho tiempo sin verles juntos encima de un escenario, y ya lo echaba de menos.

No sólo fue una ocasión perfecta para repasar Diez Inviernos, su último trabajo hasta la fecha, si no que aprovecharon para presentar nuevas composiciones. Ya en la reseña que hice en su día sobre este disco hablaba de un cierto parecido con los primeros álbumes de God Is An Astronaut, y si algo me quedó claro tras el concierto del sábado, es que esta parece ser la línea de sonido que van a continuar investigando.

En un panorama musical en el que los grupos de post-rock se están alejando cada vez más de un sonido puramente instrumental (los últimos trabajos de Mogwai y Explosions In The Sky como claros exponentes del género incluían arreglos electrónicos y teclados, e incluso voces, sin ir más lejos) es agradable ver como una formación sigue una línea más purista, y cercana a los orígenes de un estilo musical, pero sin renunciar a evolucionar y crecer. El último tema con el que se despidieron fue un ejemplo de estas impresiones y digno resumen de su currículum: progresión, fuerza e intensidad, sin necesidad de acudir a nada más que guitarras, bajo y una batería.

Es la primera vez que veo a Viva Belgrado en directo, pero me llevé la impresión de haberles escuchado en las mejores circunstancias posibles, en una sala pequeña. Tanto los temas de su debut con El Invierno pasando por Flores, Carne hasta el actual Ulises sonaron realmente atronadores, con ese juego de estilos entre el screamo más anclado en los clásicos a los nuevos temas más experimentales, más encaminados hacia un post-hardcore de corte típicamente nacional con más partes calmadas y jugando entre los gritos y los recitados. No es de extrañar que en poco tiempo se hayan convertido en una de las bandas nacionales con más visibilidad dentro de estos géneros, además de que su capacidad para hacer cosas distintas en cada disco crea conciertos con una atmósfera muy particular, prácticamente viva.

La combinación de los cortes más cercanos a sus primeros trabajos, mucho más ásperos y abrasivos, con los temas de Ulises, igualmente complejos y agresivos, pero con muchos más cambios de ritmo, es muy efectiva, y además de mantener alerta al espectador, muestra la doble faceta de Viva Belgrado, que a pesar de poder realizarse esta distinción, no hace que su sonido pierda coherencia.

Siendo totalmente sincero, la experiencia fue tan completa como satisfactoria. Un local lleno, buen sonido y dos bandas que dieron su mejor esfuerzo, y cuyos estilos a pesar de ser muy distintos se complementan a la perfección. Toda una declaración de intenciones por parte del Colectivo Contrafrioyniebla, que esperemos que a lo largo de 2017 (como poco) siga protagonizando este tipo de entradas en el blog.